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La última obra maestra del venerado cineasta
peruano Henry Vallejo Flores, “Manco Cápac 2020”, es una poderosa pieza de cine
independiente que trasciende géneros y fronteras. Esta íntima y desgarradora
mirada a la experiencia del desarraigo y la alienación en el mundo moderno que
ha cautivado a críticos y audiencias por igual en prestigiosos festivales
internacionales. A través de una narrativa minimalista, pero encantadora,
Vallejo Flores crea un retrato honesto y conmovedor de la soledad y la
resiliencia humana.
La trama
sencilla sigue a Elisbán, un joven migrante de origen humilde que llega a la
bulliciosa ciudad de Puno con la esperanza de reunirse con su amigo Hermógenes
y comenzar una nueva vida laboral. Sin embargo, sus sueños se desmoronan cuando
no logra encontrar a su amigo, dejándolo desamparado en una ciudad que lo
engulle con su ritmo frenético e implacable. A partir de este punto, la
película se convierte en un relato existencial sobre la lucha de Elisbán por
sobrevivir y encontrar un sentido de pertenencia en un entorno que lo
deshumaniza.
Elisbán es un
personaje de pocas palabras, interpretado con silente realismo por Luque.
Siempre encorvado, comunicándose con la gente que se anima a hacerle caso. Se
trata de un chico que parece estar acostumbrado a ser despreciado. En una de
las primeras escenas del filme. Elisbán intenta hablar con el encargado del
servicio de bus, y este le ignora y luego empujado por otro cliente. Son
momentos difíciles, pero que alguien observa a cierta distancia, utilizando
planos abiertos o medios, sin hacer demasiado énfasis en las expresiones
faciales de Elisbán.
La
representación de Elisbán como un personaje reservado y silencioso,
interpretando con realismo la empatía y comprensión por parte del espectador
hacia su situación. La elección del director de filmar estos momentos desde un
ángulo que no resalta las expresiones faciales de Elisbán. Esto puede trasmitir
una sensación de objetividad y distanciamiento. Invitando al espectador a
reflexionar sobre la situación de manera más profunda.
La película no
es un retrato desalentador de la precariedad urbana y la marginación social. A
medida que la trama avanza, Vallejo Flores comienza a captar pequeños destellos
de luz en la oscuridad, momentos fugaces de conexión humana o belleza
inesperada que permiten a Elisbán mantener viva la llama de la esperanza. Estos
instantes efímeros adquieren una resonancia profunda. Sugieren que incluso en
las situaciones más desoladoras, existe la posibilidad de encontrar un
propósito y un sentido de pertenencia.
Elisbán llega,
en medio de su deambular, ya por la noche, al parque Pino y observa allí a un
artista callejero, con rasgos extranjeros, que con un traje de arlequín o bufón
y un acordeón, despliega su arte y recibe un dinero. El rostro de Elisbán se
ilumina con una sonrisa, monedas a cambio de talento artístico: Esta es la
forma de generar una economía basada no en el interés, más bien en el
desinterés; no en la circulación del capital, sino en la solidaridad.
Estos detalles
más sutiles y los momentos irrelevantes que adquieren un profundo significado
en la vida de Elisbán. Cada escena cotidiana de él deambulando por las calles,
buscando trabajos esporádicos y luchando por mantenerse a flote. Se convierte
en una ventana a su mundo interior. Revelando las capas de emoción, reflexión y
anhelo que subyacen a su aparente pasividad.
La cámara se
convierte en un observador silencioso pero empático. Registrando furtiva, todo
pequeño gesto. Con una interacción casual con una concentración casi
microscópica. Esta atención al detalle y a la observación minuciosa de la
conducta humana es un sello distintivo del estilo cineasta del director. Lo que
convierte a esta película en una obra tan cautivadora y conmovedora.
Manco Cápac
termina siendo la historia de un personaje que representa a toda la gente
ignorada en nuestro país, personas que tienen que obrar muchas horas por una
miseria, y que reciben promesas todo el tiempo para, ser decepcionados. El
mejor trabajo que Elisbán logra conseguir es como mozo en un restaurante, pero
cuando regresa un par de días después, todo lo que recibe es un par de billetes
y una carta donde le informan —asumimos— que lo ha despedido. La misma ausencia
de su amigo es el ejemplo perfecto de cómo Elisbán lo decepcionó por promesas
incumplidas y el olvido.
Esto nos muestra
la realidad social a través de Elisbán, quien encarna a todos aquellos que los
ignora y explotados en la sociedad. Su gran lucha por encontrar un empleo digno
y estable refleja la dura verdad y realidad de muchas personas en la
actualidad. Esto incentiva al espectador a reflexionar. Sobre la importancia de
reconocer y abordar la desigualdad sistemática. Lo cual perpetúa el sufrimiento
de quienes se encuentran en situaciones parecidas al del personaje. También a
trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa para todos.
En última
instancia. “Manco Cápac 2020”, es una obra cinematográfica desgarradora. Sin embargo,
es humana. Invita al espectador a reflexionar sobre las complejidades de la
experiencia migratoria. A través de su enfoque minucioso en los detalles y su
sensibilidad hacia las emociones más sutiles, Vallejo Flores logra crear una
pieza atemporal. Esta resonará con cualquier persona que haya experimentado la
soledad, el desplazamiento o el anhelo de pertenencia en algún momento de su
vida.
Esta es una
película que deja una huella indeleble en el alma. Nos recuerda la importancia
de la compasión, la empatía y la conexión humana en un mundo cada vez más
fracturado y deshumanizado. “Manco Cápac 2020” es una obra maestra del cine
independiente peruano. También es una poderosa declaración artística que
trasciende fronteras, toca las fibras más profundas del espíritu humano. Es una
pieza imprescindible para cualquier amante del cine que aprecie las historias
íntimas y conmovedoras contadas con maestría visual y emocional.
REFERENCIAS:
Vallejo, F. (Henry). (2020). Manco Cápac. Pioneros,
Producciones https://www.audiovisual.pe/es/empresa/212/pioneros-producciones
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