¿Con qué frecuencia la naturaleza se
convierte en una forma de expresión literaria? En la poesía de Dereck Walcott, precisamente
en Mapa del nuevo mundo, los poemas se convierten en algo más que
simples guías geográficas; son cartas de amor hacia la naturaleza misma. En su
obra, la conexión entre la naturaleza y sus poemas no es fortuita, sino que
está arraigada en la esencia misma del paisaje caribeño. La tierra, el mar, el
cielo y todas las criaturas que los habitan se convierten en los protagonistas
de un relato épico que va más allá de las meras descripciones físicas para
desvelar verdades más profundas sobre la identidad, la historia y el alma
humana. En este contexto, la poesía de Walcott se transforma en un viaje
sensorial a través de los paisajes caribeños, donde cada árbol, cada ola y cada
rincón oculto susurran secretos ancestrales y evocan una conexión íntima entre
el hombre y la naturaleza.
Esta reseña busca explorar las
manifestaciones que la naturaleza tiene en los poemas de "Mapa del nuevo
mundo" de Dereck Walcott.
El vínculo entre la naturaleza y la poesía de
Walcott no es fortuito. Según la traducción de lo que escribió Robert D. Hamner
(1993), “El uso que hace Walcott de imágenes de la naturaleza va más allá de la
mera descripción; Sirve como conducto para explorar las complejidades de la
identidad caribeña y los restos de la historia colonial” (p. 45). Esta cita del
especialista nos permite entender que la naturaleza en la obra de Walcott no
solo adorna, sino que es un medio para explorar temas más profundos. Hamner
destaca cómo la naturaleza se convierte en una herramienta para revelar las
complejidades de la identidad caribeña y las cicatrices del colonialismo, como
lo expresa en el siguiente párrafo:
“La luz crea su reposo. En su aro todo es. Una taza rota, una hoja
quebrada, un dentado jarro llegan a ser ellos mismos, como en Chardin, o en el
brillo de cerveza de Vermeer, no objetos de nuestra piedad.” (Walcott, 2009, p.
80).
En este fragmento, se menciona la luz como un
elemento que proporciona confort y crea una especie de armonía en lo que
ilumina. La luz parece tener el poder de transformar objetos cotidianos, como
una taza rota, una hoja quebrada o una jarra de agua astillada, en algo más que
simples objetos inanimados. Inspirado en el trabajo de artistas como Chardin y
Vermeer, estos creadores lograron capturar la esencia de los objetos y la luz
en sus pinturas, tratando los objetos no solo como meros sujetos de nuestra
simpatía o compasión, sino como entidades con vida propia. Esto se expresa como
la adquisición de vida por parte de los objetos.
En "Mapa del Nuevo Mundo", Walcott
describe el mar no solo como un vasto cuerpo de agua, sino también como un
símbolo de la memoria y la historia. En uno de sus poemas, escribe: “El mar
está siempre cantando una canción antigua, una melodía que nuestras almas
recuerdan” (Walcott, 1989, p. 78). Este fragmento ilustra cómo Walcott
personifica el mar, convirtiéndolo en un guardián de la memoria ancestral.
Aquí, el mar es más que un elemento físico; es una entidad viva que mantiene
viva la historia y las experiencias colectivas del Caribe, como se aprecia en
la siguiente cita.
“Nunca casan la naturaleza y tu propia naturaleza. Demasiado rápida la
taquigrafía del relámpago, demasiado paciente el mar que rompe repetidamente el
papel, demasiado frenético el viento que deshace el mismo nudo, demasiado
lentas las piedras reptando cada noche hacia el lenguaje.” (Walcott, 2009, p.
81)
Este fragmento explora la relación entre la
naturaleza y la naturaleza interior del ser humano, utilizando fenómenos como
los rayos, el mar, el viento y las piedras para representarla como dinámica,
cambiante y a veces contradictoria. Walcott expresa en sus poemas que la
armonía perfecta entre la naturaleza humana y la del mundo es inalcanzable.
Emplea poderosas metáforas para ilustrar esta idea: los destellos fugaces y
efímeros contrastan con la infinita paciencia del mar, que choca repetidamente
contra la costa; el viento, deshaciendo nudos, simboliza la constante lucha y
movimiento de la vida; y las piedras, aparentemente avanzando lentamente hacia
el lenguaje, pueden representar la evolución gradual de la comprensión y la
comunicación humana.
Además, la poesía de Walcott a menudo resalta la
relación íntima entre el hombre y la naturaleza. En otro poema, Walcott
menciona: “Cada árbol tiene una historia que contar, cada hoja es un verso de
la poesía de la vida” (Walcott, 1989, p. 102). Esta cita muestra cómo Walcott
utiliza la naturaleza para ilustrar la conexión profunda entre los seres
humanos y su entorno. Las imágenes naturales no solo sirven como metáforas, sino
también como una forma de expresar emociones y experiencias humanas.
"Esa vara de adivino, el relámpago, toca la tierra, como la rápida
nota de una golondrina en el pentagrama de los hilos eléctricos, mientras todo
lo que leo o escribo es demasiado largo." (Walcott, 2009, p. 81)
Este fragmento evoca la conexión entre el relámpago
y la golondrina en el pentagrama eléctrico, destacando persistencia de la
naturaleza en medio de la modernidad y la tecnología. A pesar del avance del
mundo contemporáneo, la naturaleza sigue siendo una fuerza omnipresente que
influye en nuestras vidas y experiencias. La idea de que el hombre y la
naturaleza están intrínsecamente entrelazados se refleja en la poesía de
Walcott, donde la naturaleza sirve como una fuente constante de inspiración y
significado.
Por otro lado, Cáceres (2000) sostiene que “la
naturaleza en la poesía de Walcott se convierte en un reflejo de las emociones
humanas, un espejo en el que se proyectan las alegrías y los dolores” (p. 67).
Al referirse a este concepto, Cáceres resalta cómo Walcott utiliza la
naturaleza no solo como un recurso estilístico, sino también como un vehículo
para la expresión emocional. Esta perspectiva se puede aplicar a la manera en
que Walcott describe el cielo caribeño: “El cielo es un lienzo donde se pintan
nuestros sueños y nuestras pesadillas” (Walcott, 1989, p. 123). Aquí, el cielo
actúa como un espejo de las emociones humanas, reflejando tanto la esperanza
como la desesperación.
Del mismo modo, en: "Así como en la idea de
Leonardo en una gota de agua se abren paisajes o en las manchas se ocultan
dragones" (p. 80), se resalta la capacidad de Walcott para entrelazar lo
natural con lo humano, mostrando cómo los elementos de la naturaleza se
convierten en metáforas poderosas para las experiencias humanas. Al igual que
la gota de agua de Leonardo, los paisajes naturales que Walcott describe no son
simplemente escenarios estáticos, sino que son portales hacia experiencias más
profundas y significativas. Así como en las manchas pueden ocultarse dragones,
sugiere que incluso en los aspectos aparentemente insignificantes de la
naturaleza se encuentran ocultas emociones y conflictos humanos. La naturaleza
se emplea como un medio para explorar las complejidades del alma humana y expresarlas
de manera poética.
En conclusión, en "Mapa del Nuevo
Mundo" de Derek Walcott, la naturaleza no es simplemente un paisaje
pasivo, sino una manifestación emocional y un vehículo para explorar temas
profundos como la identidad, la historia y la experiencia humana. Walcott
emplea imágenes naturales para conectar al lector con los paisajes caribeños y
para desvelar verdades más profundas sobre la vida y la memoria. Como hemos
podido observar, Walcott convierte la naturaleza en un personaje vivo que interactúa
con los seres humanos, estableciendo una conexión íntima y revelando los
secretos ancestrales que yacen en cada rincón del Caribe. Por ende, la poesía
de Walcott testimonia el poder de la naturaleza como expresión emocional y como
reflejo de la complejidad de la identidad caribeña.
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