El libro “Los perros hambrientos”, trata de una familia indígena que
vive en los Andes del Perú en la época donde la sequía y la hambruna se hacían
aparecer. Escrita por Ciro Alegría Bazán un novelista, cuentista y político
peruano, publicada en Santiago de Chile, en el año 1939, nos muestra una
emblemática y representativa obra donde nos presenta un sinfín de situaciones
de problemas climáticos que afectan a los campesinos de las tierras del norte
del Perú, mostrando que los indígenas tienen una escasez en sus alimentos,
creando un conflicto con los hacendados.
Esta novela se centra en la familia de Robles, que está conformada por
Simón Robles que es un trabajador en la hacienda Páucar, propiedad del señor
Cipriano Ramírez, los perros pastores juegan un rol muy importante y los
catalogan como seguidores leales, bravura, sufrientes y son una parte
fundamental en la economía familiar. Lo más resaltante empieza en l sierra en
el norte del Perú, donde hay varios problemas con el cambio climático azotando
la sequía y la desigualdad social que pasan los indígenas, los elementos que
más destacan es la vida en la sierra peruana donde Ciro Alegría trata que los
lectores vivan la dura y cotidiana vida de los campesinos en los Andes
peruanos, además los personajes muestran sus acciones y resaltan la importancia
de la solidaridad y la unión que pueden tener los mismos indígenas para poder
enfrentar los problemas que pasan ayudándose los unos a los otros. La historia
relata inicialmente con la llegada de una jauría de perros salvajes que están
por amenazar a los campesinos al atacar a sus animales y destruir sus cultivos.
Esta causa inicial da un paso a cómo los indígenas enfrentan su lucha constante
por la supervivencia. Aunque, esta trama se está complicando cuando la familia
se enfrenta a varias dificultades, entre ellas la pérdida y ausencia que tiene
Martina Robles hacia su esposo, Mateo que sirve al ejército, dejando a su perro
protegiendo a su familia, que tiene como nombre, Manu.
“No llueve —dijeron
los campesinos a los diez días de la procesión. Las sementeras habían muerto
ya, pero ellos aún deseaban la lluvia. Se podía sembrar de nuevo.
Todavía era tiempo de que germinara el grano, y más si lo
mojaba la esperanza del hombre.”(Alegría, 1939, p.74)
En este fragmento se ve reflejado en cómo los
campesinos están desesperados por la lluvia debido a la gran pérdida de sus
cultivos. Es una situación devastadora y llena de tensión, pero se niegan a
perder la esperanza que les queda. Ciro, a través de sus obras, transmite la
lucha que vive el hombre por la tierra, específicamente más en la sierra. En el
diálogo resalta la manera poderosa en cómo juega la esperanza en los momentos
de adversidad. A pesar de que, los cultivos de los campesinos han sido devastados
por la sequía, ellos se aferran a una ilusión de que la lluvia llegue a tiempo
para poder volver a sembrar. Los campesinos muestran resiliencia y
perseverancia ante este suceso. ¿Qué pasa si no llueve? ¿Qué pasa si los
campesinos pierden la poca fé que les queda? “Pero el dolor, el hambre y la muerte son azotes
supremos. El cielo se tornó a despejarse,
la tierra a quedarse sin jugos y toda la vida a padecer.” En el fragmento describe una
reflexión sobre la inevitabilidad del sufrimiento, la totalidad del dolor, la
fragilidad de la vida y de la muerte. A pesar de que el cielo se despeja y la
tierra se seca, el sufrimiento persiste. Ciro busca transmitir la dura realidad
que padecen y enfrentan los campesinos. En la obra Alegría resalta la fortaleza
y la dignidad que buscan los grupos de indígenas con su lucha por la justicia
social. Interpreta como el llamado a abrazar la realidad del sufrimiento y
encontrar las formas de crecer y florecer a pesar de él. Desarrollando la
resiliencia, conexión, el significado y la esperanza, estos pueden ser caminos
valiosos para navegar por los desafíos de la vida. ¿Cómo los campesinos pueden
encontrar sentido en medio del sufrimiento? ¿Cómo pueden mantener la esperanza
en tiempos difíciles? ¿Cómo pueden desarrollar compasión por ellos mismos y por
los demás?
“Pero si para el
hombre es triste el hambre, lo es más para el animal. Las vacas habían resuelto
el problema con cactos y pencas. Espinosos y amargos eran, más el clamor íntimo
de la vida no admite evasivas. Las cabras ramoneaban chamiza, y ovejas y
caballos hacían valer el ichu reseco y punzante. Pero los perros se sintieron
perdidos. En la mayoría de las casas su ración fue suprimida. Tuvieron que
lanzarse a los campos y aparecieron las primeras tropas deambulando sin sosiego
tras su insatisfecho anhelo.” (Alegría, 1939,
p.77)
En este fragmento ilustra la lucha por la supervivencia
en la comunidad de los campesinos en los Andes del Perú, mostrando cómo
diferentes especies de animales se adaptan y enfrentan el hambre de manera
diversa, resaltando la importancia de satisfacer las necesidades básicas por el
bienestar. Alegría, muestra cómo puede el hambre dañar de una manera diferente
a los animales al comparar con los indígenas durante la sequía. Esto establece
una comparación entre el sufrimiento que genera el hambre en los seres humanos y en los animales. Lo lleva a deambular sin sosiego por los campos, en
busca de satisfacer su "insatisfecho anhelo". ¿El hambre es más
doloroso para los animales que para los campesinos? ¿Los humanos sienten el
dolor y sufrimiento de los animales? ¿Afectará igual o peor el hambre para los
animales?
Un día don
Rómulo sugirió: Señor, quién sabe el Gobierno... –¿El Gobierno? –gruñó
indignado don Cipriano–, usted no sabe lo que es el Gobierno. Desde Lima se ven
de otra manera las cosas. Yo he estado allá. Una vez hubo hambruna por Ancash,
y al gobierno le importó un pito. El subprefecto, si no es una bestia, debe de
haber informado ya. Le apuesto a que el Gobierno no hará nada... Después de tan
contundente réplica, don Rómulo no volvió a remover el asunto y, desde luego,
siguió retorciendo su bigote. (Alegría, 1939. p. 76)
Este fragmento ilustra la desconfianza y la
frustración de los personajes hacia el gobierno, un tema recurrente en la obra
de Alegría. La indignación de don Cipriano refleja la percepción de abandono y
negligencia por parte de las autoridades, una crítica que Alegría utiliza para
subrayar las injusticias sufridas por los campesinos. El contraste entre la
visión desde Lima y la realidad local pone en evidencia la desconexión entre el
gobierno y las necesidades del pueblo, haciendo eco de las profundas divisiones
sociales y políticas de la época.
Todo quedaba expresado con eso. La Juana sintió dentro de sí una desesperación que la hubiera hecho, de ser posible, regar los campos con sus lágrimas. Pero continuó realizando serenamente sus tareas junto al fogón, la carnosa boca contraída en un gesto firme, y se limitó a responder: —Güeno. Y vinieron, inexorables y agobiantes, los largos días de sequía. Los hombres y los animales no estaban solos deplorándolo. Toda la naturaleza profería las fatales palabras de la sed y la muerte. (Alegría, 1939. p.75)
Este fragmento nos muestra el gran vínculo entre la tierra y la vida humana, esa conexión que existe en el campo es vital para la subsistencia de los campesinos andinos, demostrando que la sequía no solo afecta a los humanos, sino también a los animales y a toda la naturaleza. La serenidad de Juana en medio de la desesperación sugiere una aceptación resignada ante las circunstancias difíciles de sequía, un rasgo común en muchas comunidades rurales donde las condiciones de vida son duras. Esta actitud puede ser vista tanto como una muestra de resiliencia frente a la adversidad. Al punto de plantearnos varias preguntas importantes: ¿Cómo mantienen los campesinos su esperanza y fortaleza en medio de circunstancias tan adversas? ¿Qué nos dice la respuesta de Juana sobre la aceptación del sufrimiento y la capacidad humana para adaptarse y resistir?
Las
noches parecían interminables. Nunca fueron tan negras, nunca tan hondas. Mugía
el viento esparciendo un olor a polvo, a disgregación, a cadáver. Si salía la
luna, frente a la naturaleza muerta, ante los árboles mustios o deshojados,
fingía presidir una reunión de espectros. La sequía cargaba «helada» por las
noches y las chacras fueron pronto sólo pardos mantos. En los surcos porosos,
ni un solo vagido en aquel dulce verde tierno de la planta recién nacida.
Hombres y animales, en medio de la tristeza gris de los campos, vagaban
apocados y cansinos. Parecían más enjutos que los árboles, más miserables que
las yerbas retorcidas, más pequeños que los guijarros calcinados. Sólo sus
ojos, frente a la neta negación del cielo esplendoroso, mostraban un dolor en
el que latía una dramática grandeza. Tremaba en ellos la agonía. Eran los ojos
de la vida que no quería morir.(Alegría, 1939. p.75)
Este fragmento nos muestra cómo la adversidad climática
afecta profundamente no solo el entorno físico, sino también el espíritu de las
personas y los animales, resaltando la magnitud del sufrimiento y la
desesperanza. Ciro Alegría logra capturar la resistencia y la dignidad de sus
personajes, quienes, a pesar de la opresión de la naturaleza y las
circunstancias, mantienen una chispa de vida en sus miradas. Esta
"agonía" que trema en sus ojos es una poderosa representación de la
resiliencia humana frente a la adversidad extrema. De igual forma que Gabriel
García Márquez, en su obra "Cien años de soledad," también aborda
temas similares de desolación y resistencia humana frente a la adversidad
ambiental. García Márquez describe la sequía en Macondo de manera igualmente
evocadora, resaltando la lucha interminable de sus personajes por sobrevivir en
condiciones implacables:
"La sequía había sido tan tenaz que las aves
del campo entraban en los dormitorios a tomarse el aliento de los
dormidos." (García Márquez,
1967).
La sequía en las obras de Alegría y García Márquez
simboliza no sólo la carencia material, sino también los desafíos emocionales y
existenciales que deben enfrentar los seres humanos. ¿Qué rol juegan la
naturaleza y el clima en la formación del carácter y la resiliencia de las comunidades
rurales?
Por lo demás, el
hambre había vuelto a cholos e indios más estáticos. Sentados a la puerta de
sus chozas mascaban coca —si la tenían— cambiando monosílabos lúgubres. Ellos
solamente saben sembrar y cosechar. El ritmo de su vida está ajustado netamente
a la tierra. Y aquella vez, por eso, estaban muriendo pegados a la tierra. Pero
si para el hombre es triste el hambre, lo es más para el animal. Las vacas
habían resuelto el problema con cactos y pencas. Espinosos y amargos eran, mas
el clamor íntimo de la vida no admite evasivas. Las cabras ramoneaban chamiza,
y ovejas y caballos hacían valer el ichu reseco y punzante. Pero los perros se
sintieron perdidos. En la mayoría de las casas su ración fue suprimida.
Tuvieron que lanzarse a los campos y aparecieron las primeras tropas
deambulando sin sosiego tras su insatisfecho anhelo. (Alegría, 1939. p.77)
Este fragmento nos hace ver la realidad
de la vida campesina en los Andes peruanos, destacando esa necesidad que tienen
los campesinos por sus cosechas. Ciro Alegría nos muestra como la vida del
campesino está peculiarmente ligada a la tierra, y cuando esta no produce,
ellos también decaen, incluso la descripción de los animales enfatiza la
gravedad de la situación, en donde los perros al ser dependientes de los
humanos, se ven perdidos y obligados a deambular en busca de alimento. Esto no
solo nos muestra la desesperación de los animales, sino que también refleja la
desesperación de los campesinos, quienes ya no pueden cuidar ni de sí mismos ni
de sus animales. Esto nos lleva a reflexionar que esa conexión, que
normalmente sería su fuente de vida, se convierte en su causa de muerte cuando
la tierra no puede sostenerlos. El contraste entre los diferentes animales y su
capacidad para adaptarse también invita a una reflexión sobre la naturaleza de
la supervivencia. ¿Cómo podemos interpretar la relación entre los humanos y los
animales en el contexto de la lucha por la supervivencia?
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
Cornejo Polar, A.
(1967). La estructura del acontecimiento de "Los perros
hambrientos". Letras (Lima), 39(78-79), 5-25.
http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/le/article/view/1850
Gálvez, J., (2023). Los
conceptos de naturaleza en Los perros hambrientos (1939) de Ciro Alegría
[Universidad Nacional Mayor de San Marcos].
https://cybertesis.unmsm.edu.pe/item/88486c7b-328b-4c2f-ac2b-532301293030
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