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Alegría Bazán nació un 4 de noviembre de 1909 en la ciudad de Huamachuco, Perú,
falleció el 17 de febrero de 1967, Lima, se dedicó en un principio a ser
escritor, novelista, periodista, dentro de sus obras centrales se encuentran,
El mundo es ancho y ajeno, Los perros hambrientos, Lázaro. Su principal motivo
para redactar su producción literaria fue retratar la cruda realidad de los
autóctonos andinos peruanos, denunciando injusticias y explotación por
terratenientes, su obra visibilizó la cultura y costumbres, buscando generar
conciencia social y dignificar a estos pueblos, continuó la tradición
indigenista, usando la literatura para preservar el legado y la voz de las
comunidades originarias. La novela “Los perros hambrientos” de Ciro Alegría es
una profunda mirada a la pobreza extrema y la hambruna que azotaba a las
comunidades indígenas de los Andes peruanos. A través de sus crudas
descripciones, la obra nos confronta con una realidad desgarradora e
inaceptable, nadie, ningún ser vivo, debería tener que sufrir de esa forma por
la falta de acceso a algo tan básico cómo la alimentación. En este panorama que nos presenta el autor,
tanto la dignidad humana, así mismo el bienestar animal, se ven vulnerados ante
situaciones de precariedad y hambruna.
Este
fragmento describe la pobreza y la escasez que experimentan los personajes,
incluidos los perros, Wanka y los suyos (otros sirvientes) continúan fieles a
sus amos a pesar de compartir su pobreza. La Antuca, quien parece ser una
pastora, sigue guiando el rebaño junto con los perros, todos afligidos y
cautivos por el hambre. Su lamento “Velay el hambre, animalitos” resume el
sufrimiento de la hambruna frente a la pobreza extrema que pasan. A través de
la figura de Wanka y sus compañeros, se revela la lucha constante de los más
desfavorecidos, quienes, a pesar de su propia penuria, siguen sirviendo a sus
amos. Sirvientes y amos comparten la misma pobreza aplastante. La Antuca
pastorea un rebaño hambriento y perros “secuestrados” por el hambre voraz,
disolviendo distinciones sociales ante la lucha por sobrevivir.
El indio Mashe, débil, pobre ya
sin comida, rodeado de las tres mujeres, entre ellas la Jacinta un día murió y
las tres se pusieron a llorar. A la Jacinta se lo llevó el Timoteo para su casa
del taita Simón, mientras tanto el Mañu se unió al grupo de los perros
desterrados que aullaban noche tras noche (XVII. El mashe, la jacinta, mañu)
Este
fragmento evoca una historia trágica de pobreza, soledad y pérdida. El indio
Mashe, débil y sin comida, fallece rodeado de tres mujeres, incluida Jacinta,
quienes lloran desconsoladamente. Jacinta es llevada por Timoteo, mientras que
Mañu se une a un grupo de “perros desterrados” que aúllan noche tras noche. La
vulnerabilidad de los personajes resalta la importancia de la compasión y la
solidaridad en una sociedad que a menudo margina a los más necesitados. La
narración poética invita a reflexionar sobre las dificultades de la vida y la
necesidad de encontrar esperanza y resiliencia ante las adversidades. Esta
historia evoca temas profundos como la pobreza, la pérdida, la soledad y la
marginación. Se describe una situación desoladora y trágica. La muerte del
indio Mashe, pobre y hambriento, rodeado de mujeres que lo lloran, refleja la
cruda realidad de la pobreza extrema y la marginación. La separación de
Jacinta, llevada por Timoteo, y la unión de Mañu con un grupo de “perros
desterrados” que aúllan noche tras noche, intensifica la sensación de soledad,
abandono y desesperanza. La narración cruda y poética logra transmitir de
manera efectiva el sufrimiento humano y la fragilidad de la vida en situaciones
de extrema precariedad. Esta cruda historia refleja la realidad devastadora de
la penuria extrema. La muerte de Mashe y el sufrimiento de las mujeres que lo
rodean nos recuerda la fragilidad de la vida humana. El aullido nocturno de los
“perros desterrados” simboliza la marginación social y la lucha por sobrevivir.
Nos desafía a cultivar la empatía, la compasión y a tomar acciones concretas
para construir un mundo más justo y humano, donde nadie tenga que enfrentar
tales circunstancias desesperadas.
Wanca, Zambo y Pellejo habían
matado una oveja y se lo estaban comiendo, la Antuca mira sorprendida a los
perros como gozan de su festín, desalentada y triste, llorando guía de regreso
a su manada llega a casa y los guarda en el redil, mientras tanto los perros ya
saciados emprenden el regreso, pero son rechazados por la familia del Simón
Robles a pedradas y latigazos, ¡son expulsados! (XV. Una expulsión y otras
penalidades)
Nos
muestra cómo la desesperación lleva a los perros a cometer actos extremos, y
cómo son castigados por ello, lo que los lleva a ser expulsados de la
comunidad. La impotencia, la angustia
que se apodera de uno al enfrentar circunstancias abrumadoras que parecen no
tener una solución viable, el desprecio que recibimos por las acciones
cuestionables que vienen de nuestra desesperación absoluta. Acosados por un
hambre atroz, los perros cometieron el acto desesperado de devorar una oveja,
sin embargo, fueron expulsados a pedradas, demostrando la crueldad
prevaleciente. Ante la necesidad extrema, la compasión fue opacada por la
brutalidad.
“La Antuca se encontró con el
Mañu, estaba estirado sobre las piedras y moría solo. Entretanto la jauría de
perros hambrientos, invadían la casa hacienda, en las mañanas se encontraban en
las lomas, husmeando, Zambo, siguió a una pareja, en el campo que estaban
comiendo papas y trigo, y solamente quería siquiera las cáscaras, pero nada dejaban,
se lo comían con todo. Recordó a la Chabela que otrora le había dado cariño,
pero tampoco, lo botó y con un tizón le punzó las costillas.” (XVIII. Los
perros
Nos
enseña sobre el trágico destino de algunos de los perros, cómo el Mañu, que
mueren solos y abandonados, así como la desesperación de los perros hambrientos
que intentan conseguir alimento en la hacienda, pero son rechazados
violentamente. Este fragmento nos confronta con la vulnerabilidad de los seres
vivos y la dureza de la vida en circunstancias difíciles. La imagen de los
perros hambrientos y abandonados es poderosa y nos invita a reflexionar sobre
nuestra relación con los animales y la empatía que debemos mostrar hacia ellos.
La poca capacidad de sentir empatía con quien un día tuvimos lazos humanos,
dejando al descubierto que elegiríamos sobrevivir a costa del sufrimiento de
otros.
A pesar de todos los logros que
tuvieron otras comunidades, tanto agrícolas, la realización de carreteras,
entre otros, existieran poblaciones enteras sumidas en la más absoluta miseria,
condenadas a padecer hambre y privaciones extremas. Los fragmentos de la novela
nos muestran escenas desgarradoras de personajes humanos y animales que luchan
por sobrevivir, acosados por el hambre implacable. La imagen de los perros
hambrientos devorando una oveja, ante la mirada desgarradora de Antuca
contemplando el trágico escenario de sus fieles perros, dándose un gran festín.
No podemos permitir que este tipo de situaciones continúen en nuestro país. El
acceso a los alimentos es un derecho humano esencial que debe ser asegurado
para todos los seres vivos. La literatura indigenista visibiliza realidades y
protesta. Obras como “Los perros hambrientos” recuerdan nuestra responsabilidad
ética de combatir pobreza, desigualdad e injusticia que condenan a millones al
sufrimiento. Debemos actuar para eliminar el hambre y restaurar la dignidad de
quienes la han perdido por estas duras circunstancias. La imagen de los perros
hambrientos y abandonados es poderosa y nos confronta con la vulnerabilidad de
los seres vivos, mostrándonos la dureza de la vida en circunstancias difíciles.
Nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con los animales y a cuestionar
la empatía que debemos mostrar hacia ellos. Es un llamado a cultivar la compasión,
a desarrollar sensibilidad y respeto por todas las formas de vida. Nos insta a
replantearnos con valores más empáticos hacia los animales, abandonando la
indiferencia y el descuido retratados en la novelística. La novela indigenista
“Los perros hambrientos” de Ciro Alegría, retrata de manera cruda la pobreza
extrema y el hambre que padecen personajes tanto humanos y animales en los
Andes peruanos. Describe a sirvientes trabajando pese a su propia miseria,
perros sacrificando ovejas para comer y siendo violentamente expulsados. Estas
escenas desgarradoras logran plasmar vívidamente las terribles consecuencias de
la escasez, invitando a reflexionar sobre la dignidad de la vida y la empatía
hacia los animales.
Referencias:
https://www.literatura.us/ciro/perros.html
https://blog.indoamerica.edu.ec/resenas/los-perros-hambrientos-de-ciro-alegria/
Integrantes:
·
Acosta Chávez Jhean Carlos.
·
Monzón de La Cruz Ronal Junior.
·
Ruiz Rojas William Daniel.
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