A lo largo de la historia y el desarrollo cultural de las
sociedades humanas, la noción de familia ha experimentado cambios notables que
cuestionan los enfoques convencionales basados únicamente en descendencia. A
pesar de que durante mucho tiempo se ha afirmado que los lazos sanguíneos son
determinantes para definir a las familias, cada vez se comprende mejor la
relevancia de los lazos no consanguíneos en la formación y consolidación de las
estructuras familiares. En este artículo se indaga sobre el sentido de esta
relación pacífica, entendida como una conexión fundamentada en el cariño, la
atención y la responsabilidad mutua. De esta manera, se amplía el conocimiento
que tiene la sociedad actual acerca del concepto de familia.
En su sentido más amplio, la familia no se limita a la
unión biológica entre padres e hijos, sino que también incluye una red de
relaciones emocionales y de apoyo que incluyen amigos cercanos, compañeros de
vida, tutores, mentores y figuras comunitarias importantes. Como señaló Erikson
(1950): “La familia se define no solo por la ascendencia y la descendencia,
sino por la funcionalidad de las relaciones interpersonales y el apoyo
emocional que proporciona”. Esta perspectiva enfatiza que los vínculos
emocionales y afectuosos son igualmente fuertes e importantes para el bienestar
individual y colectivo en la familia.
De hecho, las relaciones no biológicas se presentan de muchas formas diferentes, desde familias adoptivas que establecen relaciones basadas en elecciones y obligaciones compartidas, hasta redes de apoyo comunitario que brindan un entorno seguro y de apoyo para personas que pueden carecer de conexiones biológicas sólidas. (Jones, 2011). Estas relaciones no sólo complementan, sino que a menudo compensan las deficiencias de la familia tradicional, proporcionando un entorno en el que los individuos pueden desarrollar un sentido de pertenencia y seguridad emocional.
En el artículo "Recuperación critica de los conceptos de familia, dinámica familiar y sus características." Gallego (2012) realiza un análisis de varios puntos de vista sobre el concepto de familia, uno de los cuales destaca es que la familia es un conjunto de personas que están unidas por vínculos de afectividad mutua, mediada por reglas, normas y prácticas de comportamiento” (pág.332).
Asimismo, para hablar de los vínculos
afectivos, se recurre a John Bowlby, ya que plantea la teoría de apego
"como una tendencia de los seres humanos a establecer vínculos afectivos
sólidos con personas determinadas a través de la vida" lo que supone que
el sujeto tiene la capacidad de reconocer los demás en un entorno.
Además, la literatura contemporánea sobre desarrollo
humano subraya la importancia crítica de los lazos afectivos y de cuidado en la
formación de la identidad personal y la resiliencia emocional (Smith et al.,
2018). Las relaciones no sanguíneas no solo ofrecen apoyo emocional, sino que
también juegan un papel fundamental en la socialización y la transmisión de
valores culturales y éticos, contribuyendo así al desarrollo integral de los
individuos dentro de una estructura familiar ampliada.
- Estabilidad
emocional y afectiva:
Los vínculos no basados en la sangre brindan una sólida
base para mantener estabilidad emocional dentro del núcleo familiar. En
contraste con los lazos biológicos, que muchas veces se consideran como
inherentemente automáticos, las relaciones afectivas y elegidas requieren una
elección consciente de compromiso y preocupación mutua. De acuerdo con la
investigación en psicología familiar actual, estas relaciones pueden tener el
mismo o incluso mayor impacto en el bienestar emocional de las personas
involucradas (García, 2023). No solo fortalece los lazos emocionales y permite
adaptar la estructura familiar a las necesidades y circunstancias cambiantes a
lo largo del tiempo, sino que también nos da la capacidad de elegir a quienes
forman parte de nuestra red de apoyo familiar.
- Apoyo
social y redes de ayuda:
En las familias que se conforman por vínculos no
sanguíneos, se crean redes de apoyo indispensables para afrontar retos y
festejar logros. Según el informe del Instituto de Investigación Familiar, se
encontró que estas redes proveen no solo apoyo emocional sino también asistencia
práctica durante situaciones de crisis y momentos cruciales en la vida familiar
(Pérez, 2022). La interdependencia fortalece los vínculos familiares y fomenta
una cultura de trabajo en conjunto y apoyo mutuo que va más allá de las
relaciones biológicas.
- Sentido
de identidad y pertenencia:
La identidad en las familias no sanguíneas se construye a
través de la elección y el reconocimiento mutuo, lo que permite que los
individuos y grupos definan su sentido de pertenencia de una manera flexible e
inclusiva. De acuerdo con Martínez (2021), investigaciones recientes en
psicología social destacan la importancia de este sentido de pertenencia para
el crecimiento de la autoestima y las relaciones interpersonales. Al reconocer
y apreciar los vínculos no biológicos, las familias pueden cultivar un ambiente
que brinde aceptación y valoración a todos sus miembros por quienes son en
verdad, independientemente de los lazos de sangre.
Este
ensayo defiende la idea de que entender y apreciar los vínculos no consanguíneos
en la formación de las familias no solo amplía nuestra noción sobre lo que
implica ser una familia en la sociedad actual, sino también fomenta una mayor
inclusión y comprensión hacia las diferentes maneras en las cuales las personas
experimentan el Mediante el examen de estudios académicos, investigaciones
empíricas y reflexiones teóricas, se pretende indagar en cómo estas relaciones
no solo complementan, sino que además suelen mejorar la experiencia familiar,
aportando así a un entorno social más sólido y comprensivo.
El cambio social y cultural, que se
caracteriza en la sociedad contemporánea, se ha visto reflejado en una
evolución del concepto de familia hacia una estructura más inclusiva y diversa.
En esta situación, han surgido relaciones no basadas en lazos de sangre como
elementos esenciales para construir y fortalecer las familias actuales. Estas
conexiones, sustentadas en el cariño, la elección consciente y la vinculación
emocional estrecha, brindan una nueva visión sobre el concepto de familia al
alejarse de los vínculos biológicos rígidos hacia una conexión más flexible y
adaptable.
Existen
diversos aspectos cruciales para el bienestar y la unión familiar que hacen que
los vínculos no sanguíneos sean muy importantes. En primer lugar, la estabilidad
emocional y afectiva que brindan es fundamental para el crecimiento saludable
de las personas dentro del seno familiar. Al brindarle a las personas la
oportunidad de seleccionar a aquellos que consideran parte de su familia, se
fomenta un clima de seguridad emocional en el cual cada miembro tiene la
libertad para expresar sus sentimientos y necesidades sin estar influenciado
por las expectativas convencionales.
Además,
las relaciones que no se basan en lazos sanguíneos fomentan una red de apoyo robusta
y diversificada. Además de brindar apoyo emocional en momentos difíciles, estas
redes también proporcionan ayuda concreta y cooperación en el día a día. Contar
con individuos que comparten lazos emocionales fuertes, sin importar si son
parientes de sangre o no, aumenta la resiliencia familiar y promueve un sentido
comunitario que trasciende los vínculos convencionales.
Incluso,
las conexiones que no están basadas en lazos de sangre desempeñan un papel
crucial en la creación de una identidad familiar enfocada en la inclusión y el
reconocimiento mutuo. La identidad va más allá de la descendencia biológica; se
forma también a partir del afecto compartido, las experiencias en conjunto y el
compromiso voluntario de cuidarse mutuamente y ofrecer apoyo. En una sociedad
que cada vez se preocupa más por la diversidad familiar, las relaciones
significativas entre individuos trascienden los vínculos sanguíneos y promueven
un sentido de unidad social basado en el respeto y la aceptación de lo único en
cada familia.
La
relevancia de los vínculos no biológicos en la formación de la unidad familiar
moderna radica, al final del día, en su capacidad para adaptarse y evolucionar
a medida que pasa el tiempo. Al reconocer y valorar estas conexiones
emocionales y seleccionadas, las sociedades pueden promover una visión de la
familia que sea más inclusiva y equitativa, fundamentada en el amor y el
compromiso como bases sólidas para establecer relaciones duraderas y
significativas. Es imprescindible continuar explorando y apoyando estas
diversas estructuras familiares, ya que así podremos expandir nuestro
entendimiento y experimentar plenamente lo que significa ser parte de una
familia en el siglo XXI.
En
suma, las conexiones que no se fundamentan en lazos sanguíneos no solo aportan
un complemento valioso, sino también enriquecen de manera importante la
vivencia familiar al proporcionar estabilidad emocional, apoyo social y una
sensación de identidad y pertenencia. Estos aspectos juegan un papel crucial en
el bienestar y la cohesión de las familias en estos tiempos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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Gallego, A. (2012). Recuperación
crítica de los conceptos de familia, dinámica familiar y sus características.
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Jones, S. (2011). The Making of a Family: Changing
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Smith,
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García,
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Martínez,
J. (2021). Identity Formation in Affection-Based Families: Building Strong
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