Stephen
Edwin King (1947) es un escritor estadounidense muy reconocido por su narrativa
la que concede máxima prioridad a la intriga del argumento, al análisis y
descripción minuciosa de los hechos y a las escenas impactantes. Su estilo
efectivo y directo, unido a su gran capacidad para destacar los aspectos más
inquietantes de la cotidianidad, le han convertido en el especialista de
literatura de terror, en sus relatos abundan asesinos diabólicos, vampiros,
apariciones fantasmagóricas y seres con poderes parapsicológicos y
extrasensoriales. Las perversiones psicológicas de sus personajes, así como los
ambientes sofocantes en los que éstos se desenvuelven, han convertido muchas de
sus novelas en auténticos best-sellers. Entre una de ellas tenemos a “1922” la
cual fue publicada en el año 2010.
La
novela nos adentra en una historia narrada en primera persona por Wilfred Leland
James, el cual fue un granjero de Nebraska, y en ella relata eventos sucedidos
en el año 1922, iniciando con una confesión muy aterradora, cuando su vida en
la granja junto a su esposa Arlette y su hijo Henry cambió drásticamente. Arlette
deseaba vender su parte de la tierra heredada y mudarse a la ciudad, provocando
un conflicto con Wilfred, quien estaba firmemente apegado a su estilo de vida
rural. Decidido a evitar la venta de la tierra, Wilfred idea un plan macabro
para asesinar a Arlette y convence a su hijo Henry de ayudarlo. Juntos, cometen
el asesinato y arrojan el cuerpo de Arlette a un pozo en la granja. Sin
embargo, pronto descubren que las consecuencias de sus acciones serán más espantosas
de lo que podrían haber imaginado. Esto nos demuestra que una persona puede
llegar a manipular a las demás para poder obtener algo a su beneficio, dando
como resultado acciones muy horripilantes, además de un trauma, ello hizo que
la novela se volviera más interesante y cuestionable con respecto a las
acciones que se pueden tomar en diferentes situaciones de la vida diaria.
Tras
el asesinato, Wilfred y Henry intentan continuar con sus vidas cotidianas, pero
la presencia de Arlette parece perseguirlos. Wilfred comienza a experimentar
alucinaciones y una creciente paranoia, mientras que Henry se ve consumido por
la culpa y la rabia, afectando gravemente su comportamiento y su relación con
su novia, Shannon. La tensión en la granja aumenta a medida que los eventos
sobrenaturales y los accidentes inexplicables se vuelven más frecuentes. Henry
y Shannon huyen juntos, pero sus vidas están marcadas por la tragedia y la
desesperación, llevándolos a un final prematuro y violento, dejando a Wilfred
solo con sus remordimientos. Estos relatos nos ayudan a cuestionarnos de como
deberíamos actuar, ya que nos muestra de cómo cada decisión tiene una
consecuencia.
La
maldición que parece haber caído sobre Wilfred no muestra signos de disminuir.
Los animales de la granja se enferman, las cosechas fracasan, y Wilfred se ve
cada vez más aislado y atormentado por las visiones de su esposa muerta y las
ratas que parecen estar en todas partes. El remordimiento y la culpa lo empujan
hacia la locura. En 1930, ocho años después del asesinato, Wilfred escribe su
confesión, describiendo el asesinato, las alucinaciones y la caída de su
familia. A través de esta confesión, busca redención, aunque sabe que es poco
probable que la encuentre. La novela concluye con Wilfred aceptando su destino,
consciente de que ha sido atrapado no solo por sus acciones, sino también por
su propia conciencia, con la maldición que desató consumiendo todo lo que
alguna vez amó. Puesto que nos lleva a una reflexión y cuestionamiento de que todo
lo que se realice en la vida diaria puede afectar no solo a una persona sino a
las de su entorno, además de las decisiones terroríficas o erróneas que por
solo defender algo o obtenerlo por la fuerza llegan a tener cabida en la mente
de las personas y llegar apoderarse de ellas.
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