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lunes, 8 de julio de 2024

"La voz del silencio”: La Impunidad del Feminicidio"

 


 

        En julio de 2016, Solsiret Rodríguez, una joven peruana llena de sueños y aspiraciones, desapareció sin dejar rastro, dejando a una familia marcada por la angustia, clamando respuestas y justicia. Meses después, su cuerpo fue encontrado sin vida. El caso volvió a sonar en medio de un largo proceso judicial que aún no dicta una condena para los culpables.

        El feminicidio, el machismo y la desigualdad de género se han convertido en un comportamiento recurrente y normalizado, hasta llegar a formar parte de lo habitual dentro de la sociedad y cultura peruana a conocerlo como cultura peruana, Pero … ¿Cuántas muertes más tienen que quedar impunes para que realmente podamos caminar y sentirnos seguras? ¿Cómo podemos vivir sin el temor de que mañana no seremos la próxima víctima?

        Las mujeres constantemente enfrentan violencia psicológica y verbal en una sociedad que, en muchos casos, normaliza este tipo de actos. Los casos de feminicidios han ascendido de manera considerable, siendo esta una de las manifestaciones más brutales de la violencia de género. La conexión entre feminicidio e injusticia socioeconómica es innegable ya que podemos visualizar el aumento de una profunda crisis de inseguridad para las mujeres frente a las barreras económicas y sociales. La pobreza, la falta de acceso a la educación y la precariedad laboral no son solo algunos de los factores que contribuyen a que muchas mujeres quedan atrapadas en ciclos de violencia, sino que también paraliza la posibilidad de justicia para las víctimas y sus familias.

        En el tejido de la sociedad peruana, un oscuro hilo de desigualdad económica y social obstaculiza el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de feminicidio. En un país donde la brecha entre ricos y pobres es profunda, las mujeres de bajos recursos económicos se encuentran en una posición especialmente vulnerable cuando enfrentan la violencia de género. Por ejemplo, el caso de Arlette Contreras es un doloroso recordatorio de esta triste realidad. En 2015, Arlette, una activista feminista, fue brutalmente golpeada por su pareja en un hotel en Ayacucho. Las imágenes gráficas de la golpiza fueron captadas por cámaras de seguridad y se difundieron ampliamente en los medios de comunicación, provocando indignación nacional. Sin embargo, a pesar de la evidencia clara del ataque, el agresor fue inicialmente absuelto, una injusticia que desató protestas y cuestionamientos sobre la eficacia del sistema judicial peruano.

        Las mujeres de áreas rurales y urbanas marginadas en el Perú luchan contra enormes obstáculos para acceder a servicios legales y apoyo emocional adecuado en casos de violencia. Es fundamental reconocer que las brechas socioeconómicas contribuyen significativamente a la ineficiencia de la justicia en los casos de feminicidio en el Perú. La impunidad no es solo un fracaso del sistema judicial, sino una negación de los derechos básicos de las mujeres más vulnerables de nuestra sociedad. El caso de feminicidio de Solsiret Rodríguez en julio de 2016 evidencia de manera alarmante las profundas fallas del sistema judicial y policial peruano en la protección de las mujeres y en la respuesta ante situaciones de violencia de género. Desde el inicio, la familia de Solsiret enfrentó una negligencia institucional inexcusable. Las autoridades desestimaron sus denuncias y no actuaron con la urgencia requerida, dejando a una familia desesperada en busca de respuestas y justicia.Esta indiferencia no solo retrasó la investigación, sino que también permitió que los responsables continuarán impunes, aumentando el dolor y la frustración de los familiares asi como la insensibilidad de las autoridades ante la falta de compromiso en cuanto a la protección y erradicación de la violencia.

        Este caso subraya la urgente necesidad de reformar los protocolos de respuesta policial y judicial, asegurando que las denuncias de desaparición y violencia sean tratadas con la seriedad y celeridad necesarias. Además, pone en relieve la importancia de la presión social y la movilización colectiva para exigir justicia y cambios estructurales. La lucha contra el feminicidio es una responsabilidad que recae en toda la sociedad.

El caso de Solsiret Rodríguez, hallada muerta, describe de manera contundente la injusticia del sistema judicial y policial peruano en cuanto a la protección de las mujeres y la respuesta ante la violencia de género. La negligencia institucional, la indiferencia de las autoridades y la brecha entre clases sociales son reflejo de una cultura de desigualdad arraigada en el país. Este trágico caso pone en juicio el feminicidio y la injusticia socioeconómica, las cuales dificultan el acceso a la justicia para las mujeres más vulnerables. La historia de Solsiret Rodríguez no debe repetirse. Es un llamado a la acción para proteger a las mujeres y asegurar que ninguna muerte quede impune.

 

Referencias

 

Puentes, D. S. T. (2014). Feminicidio: Un problema social y de salud pública. La manzana de la discordia, 31-42.

Mamani Rivas, M. A. (2022). Análisis del tratamiento periodístico sobre los reportajes de Solsiret Rodríguez en los programas televisivos “Día D” y “Panorama”, febrero, 2020.


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