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miércoles, 3 de julio de 2024

Explorando Las Dinámicas De Poder Y Discriminación En La Obra 'Yawar Fiesta' De José María Arguedas

 


En el presente texto se exploran diversas facetas de la vida en las comunidades indígenas de la sierra peruana en la obra "Yawar Fiesta" (1941) del reconocido autor peruano José María Arguedas. A lo largo del texto, Arguedas nos habla de las tradiciones, costumbres y tensiones sociales, proporcionando una visión profunda de la experiencia indígena en un contexto marcado por la discriminación, la desigualdad y la migración interna.

En este análisis, nos adentraremos en las dinámicas de poder, las relaciones interculturales y las manifestaciones de violencia presentes en las narrativas de Arguedas, buscando comprender cómo estas complejas realidades moldean las experiencias y las identidades de los pueblos indígenas en el Perú.

¡Pueblo indio! – dicen los viajeros cuando llegan a esta cumbre y divisan puquio. Unos hablan con desprecio; tiritan de frío en la cumbre los costeños, y hablan:  - ¡Pueblo indio! Pero en la costa no hay abras; ellos no conocen sus pueblos desde lejos. Apenas si en las carreteras los presienten, porque los caminos se hacen más anchos cuando la ciudad está cerca, o por la fachada de una hacienda próxima, por la alegría del corazón que conoce las distancias. ¡Ver a nuestro pueblo desde un abra, desde una cumbre donde hay saywas de piedra, y tocar en quena charango, o en rondín, un huayno de llegada! Ver a nuestro pueblo desde arriba, mirar su torre blanca de cal y canto, mirar el techo rojo de las casas, sobre la ladera, en la loma o en la quebrada, los techos donde brillan anchas rayas de cal; mirar en el cielo del pueblo, volando, a los killinchos y a los gavilanes negro, a veces al cóndor que tiene sus alas grandes en el viento; oír el canto de los gallos y el ladrido de los perros que cuidan los corrales. Y sentarse un rato en la cumbre para cantar de alegría. Eso no pueden hacer los que viven en los pueblos de la costa (Arguedas, 1941, p. 28).

En este fragmento se evidencia la discriminación y la percepción de superioridad por parte de los costeños hacia los pueblos indígenas. Esta actitud despectiva refleja las tensiones sociales y las dinámicas de poder arraigadas en la sociedad peruana, que persisten hasta la actualidad.

Las expresiones descritas no se alejan para nada de la realidad y de la actualidad, pues muestra cómo es que un ¡pueblo indio! Expresado así por los costeños, son despreciados y como esas costumbres siguen avanzando de generación en generación. En la actualidad en nuestro país se representa como discriminación, al nacer y crecer en un ambiente distinto y ser criado de otra manera es lo que nos hace vulnerables ante esta situación, por cualquier aspecto diferente ya eres discriminado. Es importante que en nuestro país el gobierno priorice este conflicto y que lo incluya en el ámbito académico para que influya en el desarrollo de los futuros ciudadanos. Al enfocarnos en la discriminación en las instituciones educativas, ¿merecen llamarse instituciones educativas, que educación les brindan a los estudiantes?

En otros tiempos, todos los cerros y todas las pampas de la puna fueron de los comuneros. Entonces no había mucho ganado en Lucanas; los mistis no ambicionaban tanto los echaderos. La puna grande era para todos. No había potreros con cercos de piedra, ni de alambre. La puna grande no tenía dueño. Los indios vivían libremente en cualquier parte: en las cuevas de los rocales, en las chozas que hacían en las hondonadas, al pie de los cerros, cerca de los manantiales. Los mistis subían a la puna de vez en vez, a cazar vicuñas, o a comprar carne en las estancias de los indios. De vez en vez, también se llevaban, de puro hombres, diez, quince ovejas, cuatro o cinco vacas chuscas; pero llegaban a la puna como las granizadas locas, un ratito, hacían su daño, y se iban. De verdad la puna era de los indios; la puna, con sus animales, con sus pastos, con sus vientos fríos y sus aguaceros. Los mistis le tenían miedo a la puna, y dejaban vivir allí a los indios.

—Para esos salvajes está bien la puna —decían (Arguedas, 1941, p. 46).

Se muestra como las relaciones interculturales están marcadas por la desigualdad, especialmente en términos de acceso a la tierra y recursos naturales. La descripción de cómo los comuneros indígenas tenían libre acceso a la puna contrasta con la actitud de miedo y superioridad de los mestizos hacia ese entorno.

En tiempos pasados no había cercos ni delimitaciones en la tierra de la puna, lo que permitía a todos, tanto a los comuneros indígenas como a los mistis, acceder libremente a los recursos naturales, como pastos y animales. Sin embargo, también se menciona que los mistis tenían miedo de la puna y dejaban vivir a los indios allí, sugiriendo una percepción de la región como un lugar inhóspito o peligroso para aquellos que no estaban familiarizados con él. En la actualidad el respeto por la propiedad privada es una norma fundamental en la mayoría de las sociedades, se considera un derecho legal y constitucionalmente protegido en muchos países. Esto significa que los individuos tienen el derecho exclusivo de poseer, usar y disponer de sus bienes. Esto nos muestra una época en la que los comuneros indígenas tenían acceso libre a la tierra de la puna, mientras que los mestizos, o mistis, mantenían una actitud de superioridad hacia ellos.

Sólo los principales iban a Lima con frecuencia; los ganaderos, los comerciantes, los hacendados, los dueños de minas, las autoridades, el juez, el agente fiscal, el cura. Regresaban de dos, de tres meses, con ropa extranjera nueva; trayendo pelotas de jebe, trencitos, bicicletas, sombreritos azules para sus niños, los uña werak’ochas. A veces, los chalos fueron como sirvientes de los vecinos; y algunos mestizos y comuneros entregaron sus hijos a los principales, para que los llevaran de regalo a sus compadres y amigos de Lima. De los chalos, uno que otro se quedaron, con la voluntad de los vecinos o escapándose de ellos; otros regresaron. De vuelta, parecían distintos, andaban ligero en las calles, quebrantando atrás el cuerpo; y hablaban puro castellano, sin «elle» diciendo «gayo» en vez de gallina. Y asustaban a sus amistades, contando que habían visto casas que llegaban casi hasta el cielo, que las calles se atoraban con la gente, que los carros sonaban más fuertes que los truenos de enero y febrero; que las niñas eran tan lindas que uno se quedaba sin habla, sin moverse, cuando ellas miraban de frente a los serranos (Arguedas, 1941, p. 152).

Se refleja la influencia de la migración interna en las comunidades rurales, mostrando cómo las experiencias urbanas transforman las percepciones y relaciones sociales en las zonas rurales. Esto refleja tanto la adaptación a nuevos entornos como la persistencia de las disparidades de poder y estatus entre diferentes grupos sociales.

Se habla de las experiencias de personas de diferentes clases sociales que viajan desde zonas rurales a la ciudad de Lima. Los "principales", como ganaderos, comerciantes y autoridades, tienen acceso a recursos económicos y culturales que les permiten viajar con frecuencia y regresar con objetos y experiencias urbanas. Mientras tanto, los "chalos" y otros habitantes rurales pueden servir como sirvientes temporales o enviar a sus hijos como regalos a los principales, lo que refleja las disparidades de poder y estatus entre los distintos grupos sociales. El regreso de los viajeros a sus comunidades rurales con nuevas posesiones y actitudes, como hablar un castellano más puro y compartir experiencias urbanas impresionantes, resalta los cambios que experimentan y cómo estas experiencias pueden influir en las percepciones y relaciones sociales en las comunidades rurales, sobre varios aspectos, como la migración interna y sus efectos en la identidad cultural de las personas, así como en las dinámicas sociales y económicas de las comunidades de origen y destino. Además, plantea cuestiones sobre el cambio de valores, la percepción de la modernidad y la adaptación a nuevos entornos. Así mismo también está presente el poder y la desigualdad. Esta situación describe la experiencia de personas que viajaban desde áreas rurales a la ciudad de Lima. El viaje muestra nuevas experiencias y objetos, así como cambios en su comportamiento y forma de hablar. ¿De qué manera desafía o refuerza las percepciones dominantes sobre la cultura andina y su relación con el poder?

 

La puerta del ruedo estaba atracada de indios. Los guardias y los tenientes gritaban, avisando que ya no había sitio; pero seguían empujando. Los que estaban todavía en la plaza afuera corrieron, salieron a la pampa; midiendo, corretearon junto a las barreras, y empezaron a subir a los troncos grandes. Unos tras otros se agarraron a los troncos, para entrar a la plaza; pero los que subieron primero empujaron con los pies a los otros. ¡Ya no había por dónde! Y los guardias comenzaron a fuetear a los comuneros, en la puerta; los tenientes también arrancaron palos de las barreras, y ayudaron a los guardias. ¡Fuera, fuera! ¡Bestias! Los fuetes y los palos rajaban la cabeza de los indios. Los «civiles» y los tenientes agarraban furia; cerrando los ojos tiraban sobre los lok’os de los comuneros. —¡Fuera, guanacos! Y los empujaron, los hicieron retroceder poco a poco; y entre todos, guardias y tenientes, cerraron la puerta de la plaza. Sudando, cansados, se pararon, apoyándose en la puerta (Arguedas, 1941, p. 344).

Consideraremos en este último fragmento el tema de la violencia y el orden social, mostrando como la impaciencia y el desorden afecta en la integridad de quienes nos rodean, ocasionando actos violentos por parte de las autoridades para mantener el control, ya que solamente con el diálogo no se puede llegar a un acuerdo, no es que sea justificable, pero en ciertos casos la comunicación no es tan asertiva como el actuar según la situación lo requiera. Esta violencia refleja las injusticias que enfrentan las comunidades indígenas, subrayando la necesidad de promover la justicia y el respeto por la diversidad cultural en la sociedad peruana. Es imperante que como personas no ejerzamos la violencia en nuestro entorno, así con un granito de arena iremos aportando en nuestro país para un mejor desarrollo personal y social. Sí nos enfocamos en las personas despiadadas, que actúan sin pensar y acaban con la vida de otra persona por un simple capricho, el condenarlos con pena de muerte, ¿será el castigo apropiado? 

En resumen, a través de un análisis detallado de la obra de Arguedas, extraídos de diferentes contextos nos ofrecen una visión profunda sobre las dinámicas sociales culturales y el poder que han moldeado y continúan influyendo en la vida de las comunidades, la discriminación, la percepción de superioridad y las actitudes hacia la tierra y sus habitantes revelan una historia de desigualdad y opresión que perdura hasta hoy. Los fragmentos anteriores destacan cómo las dinámicas de poder y la conducta hacia las comunidades indígenas y rurales han fomentado una discriminación que persiste en la actualidad, es una necesidad urgente de una educación que promueva la igualdad y el respeto por la diversidad cultural. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y equitativa, donde las diferencias culturales sean valoradas y celebradas en lugar de ser motivo de discriminación y exclusión.

 

 

 

 

 

Referencias

Arguedas, J. M. (1941). Yawar fiesta: fiesta de sangre. La Biblioteca Digital De América. https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=17371,17281,1,1

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