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miércoles, 3 de julio de 2024

FRAGILIDAD DE LA EXISTENCIA EN LA TERCERA RESIGNACIÓN DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

 


 

El cuento La tercera resignación del escritor colombiano Gabriel García Márquez nos muestra cómo la vulnerabilidad puede definir y limitar nuestra experiencia vida, al presentarnos a un personaje que diariamente comulga con la muerte. En este ensayo se busca reflexionar sobre la fragilidad de la existencia a partir del análisis de las situaciones que experimenta el personaje principal del cuento.

 

En primer lugar, podemos notar que el autor emplea la perspectiva de un personaje que lucha por mantener la esperanza a pesar de la muerte inminente, como se refleja en la siguiente cita: “Señora, su niño tiene una enfermedad grave: está muerto. Sin embargo — prosiguió— haremos todo lo posible por conservarle la vida más allá de su muerte” (García, 1974, p. 4).

Del mismo modo, sobre la temporalidad de la vida y la fragilidad de la existencia, se destaca la transformación del protagonista, quien, tras un aparente diagnóstico de fiebre tifoidea, cuestiona el verdadero valor de la vida. La reflexión sobre la temporalidad se ve reforzada por lo que afirma Bukowski (1982): "Somos delgados como el papel. Existimos a base de suerte, entre porcentajes, temporalmente." Esta cita subraya la naturaleza efímera de la vida y sirve como un recordatorio de lo frágil que somos como humanos. García utiliza la situación extrema y deplorable en el protagonista para reflexionar sobre esta fragilidad y la forma en la que el ser humano puede ser capaz de adaptarse y resignarse ante circunstancias adversas. Al respecto, se menciona lo siguiente:

Pero no. No era un sueño. Estaba seguro de que de haber sido un sueño no habría fallado el último intento de volver a la realidad. Él no despertaría ya más. Sentía la blandura del ataúd y el «olor» había vuelto ahora con mayor fuerza; con tanta fuerza que ya dudaba de que era su propio olor (García, 1947, p. 8).

 

Observamos cómo el narrador presenta una atmósfera opresiva y surrealista, donde el personaje está seguro de que no está en un sueño a causa del olor que desprende de sí mismo, una señal de descomposición, muerte real e inescapable. El hecho de que dude sobre la proveniencia del olor podría ser señal de una desconexión de su propio cuerpo, un signo de despersonalización que siente debido a su prolongado aislamiento y sufrimiento dentro del ataúd.

¿Realmente nuestra existencia es muy frágil? Según el relato se podría llegar a pensar que sí lo es, porque la confrontación a la muerte en cada una de las personas es inevitable y es manifestada naturalmente sin algún aviso previo.

 

Después de todo, la fragilidad existencial es una característica íntima de la condición humana. Esta vulnerabilidad, inevitable y omnipresente, nos acompaña a lo largo de nuestra vida, y aunque no podemos evitarla, tenemos la capacidad de integrar en nuestro viaje vital y encontrar formas significativas de responder a ella. Entonces, la fragilidad existencial es inherente a la condición humana, no podemos sustraernos a ella, pero podemos integrar en el itinerario vital y responder de manera significativa.   

 

En otras palabras, todos los seres humanos están destinados a enfrentar momentos de vulnerabilidad y debilidad a lo largo de sus vidas. Sin embargo, el fragmento sugiere que, aunque no podemos eludir esta fragilidad, sí podemos integrar en nuestro camino vital. Al aceptar nuestra vulnerabilidad y buscar maneras significativas de responder a ella, podemos encontrar propósito y valor en nuestras experiencias, incluso en las más difíciles. Empero, el personaje principal declara: “Pero no valía la pena… Era mejor dejarse morir allí; morirse de muerte que era su enfermedad” (García, 1947, p. 8), en esta declaración expresa una profunda desesperanza y resignación. Aquí, el personaje siente que el esfuerzo de enfrentar su fragilidad y buscar un significado en su sufrimiento no tiene sentido. En lugar de luchar, opta por rendirse, prefiriendo la muerte a la lucha constante contra su enfermedad.

 

Por otro lado, para analizar el comportamiento de la madre, se puede aplicar la teoría del duelo de Sigmund Freud (1917). Este sostiene:

 

El duelo intenso, reacción a la pérdida de un ser amado, integra el mismo doloroso estado de ánimo, la cesación del interés por el mundo exterior en cuanto no recuerda a la persona fallecida, la pérdida de la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso lo que equivaldría a sustituir al desaparecido y al apartamiento de toda actividad no conectada con la memoria del ser querido (Freud, p. 3). 

 

Esta afirmación describe cómo el duelo no solo envuelve al individuo en un estado de ánimo deplorable, sino que también transforma su relación con el mundo y el amor, dando una noción de cómo es la magnitud del impacto sobre la psique humana que suele causar a un individuo la pérdida de un ser amado. Se aplica claramente al comportamiento de la madre en el cuento: 

 

Su madre sabía que iba a ser difícil ahora encontrar la manera de advertir la presencia de la vida en su muerto querido. Tenía el temor de que una mañana amaneciera ‘realmente’ muerto y tal vez por eso aquel día él pudo observar que se acercaba a su caja discretamente, y olfateaba su cuerpo. Había caído en una crisis de pesimismo (García, 1947, p. 5). 

En el fragmento anterior notamos cómo se puede nublar la capacidad para lidiar con la realidad, atrapándola en un ciclo de desesperación y negación. El hecho de que la madre parece incapaz de aceptar completamente la muerte de su hijo, buscando signos de vida en su cuerpo, sugiere una resistencia a enfrentar la realidad de la pérdida, un fenómeno común en el duelo.

 

En conclusión, La tercera resignación de Gabriel García Márquez resalta la fragilidad de la existencia humana. A través de la historia del joven postrado, destaca la lucha interna por encontrar sentido y esperanza en una realidad marcada por la muerte simbolizando la confrontación con la realidad de nuestra vulnerabilidad, manifestada en la enfermedad y la muerte. Mediante este cuento nos recuerda que reconocer estos aspectos y enfrentarlos forma parte de nuestra naturaleza, teniendo en cuenta que también poseemos la capacidad de encontrar significado y propósito incluso en las situaciones más difíciles.

 

Referencias bibliográficas:

Bukowski C. (1982) La senda del perdedor. Editorial Anagrama.

Duelo y Melancolía - Freud S. (1917). Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.[Archivo PDF] https://www.philosophia.cl/biblioteca/freud/1917Duelo%20y%20melancol%C3%ADa.pdf

García, G. (1947) La Tercera Resignación. Editorial Sudamericana.

 

Autores del ensayo:

-          Leyva Guevara Ariana Maily

-          Llange Chuquiruna Ariana Arleth

-          Flores Calderon Shirley Mariela

-          Zavala Mercado Leisly Jhamilet


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