En su libro, Edipo Rey, Sófocles
permite al lector explorar temas como el destino inevitable, la tragedia, el
libre albedrio y la verdad. La importancia del autoconocimiento y autenticidad
reflejado en el personaje de Edipo. La ceguera de Edipo frente a su verdadera
identidad contrasta con la claridad de Tiresias, creando una crítica a la
arrogancia y a la autoconfianza.
Cuando se habla de la obra de "Edipo Rey", nos narran la historia de Edipo, el rey de Tebas, quien lucha por salvar a su ciudad de una devastadora plaga. El oráculo de Delfos revela que, la plaga parará solo cuando el asesino del antiguo rey, Layo, sea encontrado y castigado. Edipo, decidido a resolver el misterio, comienza una investigación implacable.
A como la búsqueda avanza, Edipo descubre, para su horror, que él mismo es el asesino de Layo, cumpliendo así una antigua profecía que predijo que mataría a su padre y se casaría con su madre. Esta revelación desata una serie de eventos trágicos: su esposa y madre, Yocasta, se suicida, y Edipo, devastado por la verdad, se arranca los ojos y se exilia.
La obra aborda temas profundos como el destino inevitable, la ceguera física y metafórica, y la búsqueda de la verdad. A través de la caída trágica de Edipo, Sófocles explora la fragilidad humana frente a los designios divinos, destacando la ironía trágica y el poder de la verdad.
Al principio de la obra, Edipo es un rey que "ve" y es
admirado por su sabiduría y capacidad de resolver enigmas; sin embargo está
ciego a la verdad de su propio origen y destino. La ceguera de Edipo no es solo
física, sino simbólica; representa la ignorancia y el autoengaño". Este
uso de la ceguera como símbolo de falta de conocimiento subraya la tragedia de
Edipo, quién está ciego a su realidad. Esta analogía se hace explícita cuando
Tiresias, el profeta ciego, es llamado a revelar la verdad. Aunque Tiresias no puede
ver físicamente, su conocimiento y percepción de la verdad son claros. Esto
contrasta con Edipo, cuya visión física no le impide estar "ciego" a
su propia situación. En la obra, Sófocles escribe: “Tienes ojos, pero no ves tu
propia desgracia”. La ironía trágica radica en que Edipo, quien puede ver, es
incapaz de percibir la verdad, mientras que Tiresias, ciego, comprende todo.
Edipo, al intentar evitar su destino profético de matar a su padre y casarse con su madre, termina cumpliéndolo sin saberlo. Tras huir de su hogar adoptivo para evitar el oráculo, Edipo mata a Layo, su verdadero padre, en una disputa en la encrucijada. Posteriormente, resuelve el acertijo de la Esfinge y es recompensado con el trono de Tebas y se casa con Yocasta, su verdadera madre. Cuando finalmente se revela la verdad, Yocasta se suicida, y Edipo, al descubrir toda la verdad, se ciega a sí mismo como castigo por no haber reconocido la realidad antes. Esta secuencia muestra cómo los intentos de Edipo por evitar su destino lo llevan directamente a cumplirlo, causando tragedia y sufrimiento a su alrededor.
En la discusión entre Edipo y el anciano, sobre que Edipo no podía escapar de su destino terminando en una apuesta sobre su habilidad para conocer la verdad de su origen, podemos observar un hecho social y cultural. “El rey Edipo representa la lucha contra el destino” este suceso lo hemos comparado con la tragedia griega de Prometeo, porque Edipo, al igual que Prometeo, intenta cambiar su destino enfrentándose a fuerzas que lo superan. Aunque Edipo y Prometeo poseen distintas motivaciones, ambos personajes nos enseñan que, a pesar de la inevitabilidad de ciertas fuerzas en la vida, la búsqueda de la verdad y la lucha por la libertad son esenciales, aunque esto lleve a la tragedia.
Pero, ¿cómo se enfrenta Edipo a su destino?, con la búsqueda constante de la verdad que lo lleva a su propia destrucción. Edipo es un líder que insiste en descubrir la causa de la peste que azota a Tebas, sin importar las consecuencias. Los intentos de Edipo por desentrañar la verdad están constantemente impulsados por su deseo de salvar a su pueblo, aunque esto signifique descubrir su propia culpa: "¡No descansaré hasta desentrañar el misterio!". Además, Sófocles nos muestra que la búsqueda de la verdad puede llevar a la ruina. A medida que Edipo descubre fragmentos de la verdad, su propia identidad y la realidad de sus acciones se vuelven cada vez más claras, lo que culmina en su trágica revelación y su auto ceguera: "¡Ay de mí! ¡He descubierto demasiado tarde quién soy!" Esto nos enseña que la verdad, aunque necesaria, puede tener consecuencias devastadoras para quien la busca sin tregua.
La verdad juega un papel crucial en el desarrollo de la obra. Es la razón por la que Edipo comienza a investigar quién mató a Layo, después de que se le reveló que debían castigar al asesino para salvar a la ciudad de Tebas, sin saber que él era el culpable. A lo largo de la obra, se nos muestra cómo la verdad impulsa los deseos de Edipo de descubrir al asesino de Layo y quién era realmente su padre, lo que lo lleva a descubrir la amarga verdad. ‘Triste de mí. ¡Ha sido, pues, sobre mí mismo sobre quien he lanzado hace un momento, sin saberlo, mis horribles imprecaciones!’ (Sófocles, Acto III, Línea 1180) expresó Edipo en un desgarrador grito al cielo, tras presagiar que él era el asesino de Layo y su propio hijo. Aunque aún era una especulación de Edipo, las coincidencias eran tantas que ya sabía que esa era la verdad, la cual luego confirmaría y lo llevaría a tomar la decisión de exiliarse de Tebas, no sin antes extirparse los ojos como castigo. El trágico descubrimiento de que Edipo era el asesino de su padre, no solo lo afectó a él; también provocó que Yocasta acabara con su vida al descubrir la verdad y sumió a Tebas en un caos absoluto, aunque ahora estaban libres de la maldición que los azotaba.
Por más inevitable y trágico que
sea el destino, siempre hay un rayo de esperanza en la lucha humana contra lo
ineludible. La caída de Edipo nos muestra que enfrentar la verdad, aunque
dolorosa, es una forma de justicia y redención. Cuando Edipo descubre su
verdadera identidad, lo que podemos deducir es que el destino y la verdad
siempre prevalecen. Esto lo vemos en el fragmento: “Oh, terrible oráculo, ¿por qué me has
abandonado? ¡He cumplido con tu profecía!” (p.45). Las autoridades y el poder
en realidad no son el problema de fondo, sino el destino y la búsqueda de la
verdad, y esto se muestra con la revelación de que “Yo mismo me he cegado, pues
no podía soportar la verdad de mis actos” (p.50). Se evidencia que la verdad,
aunque dolorosa, es inevitable, porque, aunque Edipo trató de escapar de su
destino, éste lo alcanzó.
A pesar de todo esto, en este
fragmento: “Yo, que he sido rey y protector, me he convertido en el objeto de
desprecio” (p.53); se evidencia que el reconocimiento de la verdad y la
aceptación del destino pueden ser parte de la solución para la redención
personal y la paz interna.
Referencias
Edipo Rey | Sófocles. (s. f.). El Libro Total - la Biblioteca
Digital de América. https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=5071
(429 a.C.). Edipo Rey. (R. González, Trad.).
Editorial Gredos. (Fecha original de publicación 429 a.C.) Marcone, J., y
Portugal, J. A. (2022). La narrativa peruana contemporánea. Cuento y novela
(1920-2000). Volumen 5.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario