Edgar
Malaver Narro, “poeta y profesor peruano”, nació en Cajamarca en el año 1974. Se
especializó en Lengua y Literatura. Le gusta expresar sus emociones a través de
la poesía y plasmar sus emociones en varias de sus obras y poemarios, ha dejado
una huella importante en la literatura cajamarquina, no solo por el talento que
tiene para expresar lo que siente en cada una de sus frases si no también por
transmitir una sensación de dolor y pérdida.
Entre algunas de sus poesías más destacadas
tenemos, “Mitos de la Soledad” (2001). Mitos de la Soledad fue el primer libro
publicado por el autor en CAJAMARCA-PERÚ en el año (2001); en el poemario
podemos ver cómo nuestro autor se inspira en estos sentimientos, emociones y
experiencias que tuvo a lo largo de su vida, lo cual, cada uno de estos poemas
tiene una fuerte conexión con las emociones que se surgen a través de frases y
metáforas escritas en el poemario, esto lo vuelve un escritor único que tiene
nuestra región de Cajamarca.
Resalta
la capacidad de la obra para invitar a la reflexión y ofrecer una visión
matizada de la soledad. Según,
La capacidad del poemario “Mitos de la Soledad” para combinar la introspección poética con una exploración profunda de las relaciones humanas y la soledad sugiere que la obra tiene un impacto significativo en el lector, proporcionando una experiencia enriquecedora y contemplativa. El poema es notable por su capacidad de sumergir al lector en un estado de melancolía a través de sus descripciones vívidas y simbólicas la manera en que el entorno refleja el dolor emocional del hablante es poderosa, aunque podría sentirse abrumadora debido a su intensidad la reiterada imagen de la espera interminable puede hacer que algunos lectores sientan que el poema se centra demasiado en el sufrimiento sin ofrecer una resolución o esperanza. Sin embargo, su habilidad para capturar la profundidad del dolor y la espera frustrada le confiere un valor relevante como expresión del sufrimiento humano.
El
poemario Mitos de la Soledad explora la complejidad del amor perdido,
sentimientos de perdida, ausencia y a través de un lenguaje connotativo rico en
imágenes y metáforas donde el poeta logra transmitir la complejidad de estas
experiencias, invitando al lector a reflexionar sobre sus propias vivencias.
Cada una de las 18 estrofas se convierte en algo nuevo para el lector quien
cuestiona y reflexiona sobre como el paso de tiempo y la ausencia transforma
las emociones.
Las
emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno, el
poema además tiene frases de ausencia lo cual nos da a entender que la falta de
aquella persona no solo es física, sino que también nos muestra un nivel
emocional lo cual indica que si aquella persona no está presente, su esencia
sigue viva en la mente del hablante; simbolizando así un amor que sigue siendo
intenso a pesar de la distancia.
En
el poema también encontramos amor y urgencia, el hablante expresa un deseo
inmediato e intenso, la urgencia de este amor se manifiesta en la manera en que
no puede esperar otro día, lo que
implica que el tiempo es un recurso precioso y efímero en el contexto de las
emociones. Por lo tanto, esta pasión se convierte en una respuesta a la
soledad, transformando la tristeza en un momento de conexión interior, aunque
la ausencia duela, también puede ofrecer un tipo de consuelo, ya que hay una
aceptación de la soledad dicho sentimiento se convierte en un espacio para
reflexionar y encontrar la paz interior.
La
soledad en este contexto no es únicamente un vacío que hay que llenar; se
presenta como un espacio sagrado donde el alma puede meditar y reflexionar.
Frecuentemente, la sociedad nos enseña a temer a la soledad, asumiendo que está
ligada al sufrimiento. Sin embargo, el hablante descubre que la soledad también
puede ser un refugio. En esos momentos de silencio, se generan oportunidades
para escuchar la propia voz interior, para conocer y reconectar con la esencia
de uno mismo sin las distracciones de la vida cotidiana, a medida que se acepta
la soledad el dolor se transforma en una forma de consuelo, permitiendo reconocer
los buenos momentos y la belleza de los recuerdos compartidos.
Cada lágrima, cada suspiro se convierten en
símbolos de amor y de la profundidad de la conexión que existió alguna vez.
Este es un proceso complejo en el que la tristeza se vuelve menos abrumadora y
se vuelve un recordatorio de la capacidad de amar intensamente. Así, la ausencia
se convierte en una presencia tangible; el recuerdo de la persona amada se
mezcla con la búsqueda de paz interior. Este viaje hacia la aceptación de que
la persona ya está ausente nos permite comprender del amor y la pérdida.
La soledad en su forma más pura, la cual, se
transforma en un estado de serenidad que invita a la sanación emocional aquí,
el dolor no se anula, sino que se integra en la narrativa de su vida. Se trata
de encontrar sentido en el sufrimiento, de entender que cada momento de
tristeza puede llevar a una nueva apreciación de la vida, donde la esencia de
la persona amada perdura no solo en los recuerdos, sino también en la capacidad
del hablante para amar y conectarse consigo mismo y con el mundo. Según el
autor la persona amada se presenta de manera etérea. La comparación sugiere que
esta ausencia es intangible pero sentida profundamente, de manera constante y
palpable.
La
persona ausente parece hacer un esfuerzo consciente por permanecer en silencio
y alejarse; sin embargo, su ausencia se vuelve aún más intensa. Este acto de
alejarse parece ser una forma de provocar un deseo más profundo de ser llamado
por esa persona, a lo cual se añade un matiz de sufrimiento y vulnerabilidad.
En la estrofa número 17, la repetición de las
golondrinas y las flores propone un ciclo de regreso, pero el tono general es
de distancia y pérdida, la cual suele asociarse con el tiempo y los ciclos de
la vida, son metáforas de la naturaleza que reflejan de manera simbólica el
nacimiento, el desarrollo y la muerte, que utiliza el poeta y el hecho de que sean del olvidados recomienda
que hay un eco de recuerdos que, aunque presentes, están perdiendo su
relevancia dejando atrás momentos que antes eran vibrantes y significativos.
La
sensación de una historia perdida, como un símbolo de la memoria colectiva,
evoca un contexto de esperanza y desesperanza, donde el pasado se siente
distante y casi es inalcanzable, la conexión que se desvanece en la distancia,
encerrando una profunda tristeza y la sensación de que algo precioso se ha
perdido para siempre.
También
hace referencia a la lluvia, en lugar de ser una lluvia que limpia o renueva,
es un elemento que embota los sentidos, que atrapa al hablante en un trance de
dolor. Es como si la lluvia, en lugar de ser refrescante, agravara la sensación
de tristeza, haciéndola más profunda. Es una metáfora rica y compleja del
estado emocional del hablante. Al describir la lluvia de esta manera, se
sugiere que el clima no es simplemente un fenómeno natural, sino que tiene un
impacto directo y profundo lo cual implica un estado de trance, un letargo
emocional que atrapa en un ciclo de pensamientos y sentimientos dolorosos. En
lugar de funcionar como un elemento purificador que trae alivio y renovación,
también, puede interpretarse como un agente que intensifica la soledad y el
aislamiento. Mientras las gotas caen y se acumulan, se crea una atmósfera de
encierro, como si estuviera atrapado en un espacio físico y emocional del que
no puede escapar este efecto de sentirse atrapado puede ser comparado a una
especie de prisión emocional, donde no puedes escapar de la tristeza.
El
poemario se estructura en diversas secciones que abordan la experiencia humana
frente a la soledad, el amor y la perdida a través de imágenes, metáforas y una
prosa rica en matices. En estos versos se expresa la lucha interna que tiene
por la ausencia de sus seres queridos y la tristeza que esta provoca.
El
uso del lenguaje connotativo permite que cada lector interprete los sentimientos
y experiencias de manera única, haciendo que el poemario se manifieste en
diferentes niveles lo cual con lleva a reflexionar sobre cómo nuestras propias
emociones afectan nuestra visión del mundo, y cómo encontrar formas de sanar o
cambiar la narrativa que construimos alrededor de nuestro sufrimiento. La
sensación de que los recuerdos se desvanecen con el tiempo refleja una realidad
dolorosa, el anhelo y la pérdida son parte de nuestra existencia, además,
podemos encontrarnos con momentos de soledad que no necesariamente indican una
ausencia de relaciones o apoyo. Por ejemplo, el sentimiento de estar solo en
medio de una multitud o la introspección que ocurre cuando estamos en calma,
son experiencias que pueden ser profundamente significativas y no simplemente
negativas. La soledad puede ofrecer un espacio para la reflexión personal, el
autoconocimiento y la creatividad.
- Bibliografía
Healthcare, c, (s.f). Signos y
síntomas de la soledad crónica. Obtenido de Signos y síntomas de la soledad
crónica
Malaver Narro, E. (2001). Mitos de la
soledad.
https://edgarmalavernarro.blogspot.com/2000/05/Edgarmalavernarro.html
Revista kametsa. (9 junio.2024). Reseña académica: La soledad
desde la perspectiva de Edgar Malaver.
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