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miércoles, 20 de noviembre de 2024

“AMOR EXTRAÑO AMOR” UNA HISTORIA DE PASIÓN Y DE TRAICIÓN

 



         

¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar por amor? Con Amor extraño amor, Mauricio Málaga nos invita a una travesía por los rincones más complejos y contradictorios del corazón humano. En sus páginas, el amor no es una emoción sencilla o idealizada, sino una fuerza desbordante que puede crear y destruir en igual medida. Málaga disecciona las relaciones afectivas con un enfoque agudo, revelando cómo el deseo, el miedo y el dolor se entrelazan en los lazos que forjamos con otros. Esta novela es un recordatorio de que, en ocasiones, el amor puede ser tan oscuro como luminoso.

"El verdadero dolor se dejó sentir en mi cuerpo, poco a poco, cómo una grave enfermedad que cuando es descubierta es demasiado tarde" (Málaga, 2023, p. 64). 

Presenta el dolor como una experiencia física o un sentimiento que afecta a la mente y alma, podemos describirlo como dolor real, el cual no ocurre inmediatamente, sino que va aumentando con el tiempo. La referencia ´´es demasiado tarde´´ refleja que la persona ya llegó al límite de su sufrimiento y no está dispuesta a pasar otra vez por la misma situación, es decir, de dejar de lado sus sentimientos por complacer a otra persona que al final no valoró lo que hizo por ella. En múltiples oportunidades nos enfocamos tanto en la felicidad de otros que nos olvidamos de nosotros mismos, tanto así que cuando nos damos cuenta del daño que causamos o el que dejamos que nos hagan ya es demasiado tarde. Es imperante poder reflexionar sobre si dejar atrás lo que sentimos simplemente por complacer a los deseos de los demás vale la pena. ¿Dejar que otros pasen por encima de nuestros sentimientos es necesario para poder volver a surgir? 

"Dicen que unos entran, pero otros ya van saliendo: Esa madrugada ni un grito, ni un lamento, solo se marchó volando a los infiernos, sin siquiera decir adiós” (Málaga, 2023, p.42). 

Esta situación plantea la cuestión de si debemos olvidar la alegría de complacer a los demás, o, por el contrario, debemos entender cuándo es el momento de dejarlo ir. Este tipo de relaciones dejan heridas profundas y la recuperación emocional es difícil, dolorosa y tortuosa. En la vida, las llegadas y las partidas son inevitables. Dicen que unos entran, pero otros ya van saliendo, se evoca el ciclo continuo de la existencia humana, marcado por el flujo constante de quienes llegan y quienes se van. Este contraste entre la llegada y la partida resalta la naturaleza efímera de la vida, donde mientras unos encuentran su comienzo, otros alcanzan su final. La madrugada, con su calma y oscuridad, se convierte en el escenario de una despedida silenciosa, sin gritos ni lamentaciones. Sin siquiera decir adiós acentúa la falta de cierre y la naturaleza abrupta de la partida, la ausencia de una despedida no solo deja un vacío emocional en quienes quedan atrás, sino que también refleja la cruda realidad de la muerte y de las separaciones definitivas. Este silencio final, sin palabras ni gestos de adiós, nos enfrenta a la incompletitud de la vida, a la imposibilidad de cerrar todos los ciclos antes de partir. El ciclo de la vida se manifiesta como una sucesión de llegadas y partidas, donde el silencio y la serenidad ante lo inevitable contrastan con la dureza del destino que nos espera. La reflexión sobre la transitoriedad de la existencia y la falta de un adiós final nos recuerda que, aunque aceptemos el destino, el fin siempre deja un vacío profundo e irremediable. Por esto mismo nos planteamos: ¿Debemos olvidarnos de nuestra propia felicidad por hacer felices a otros? 

"Éramos prisioneros de sentimientos agarrantes, lo nuestro no era amor, era una deformación producto de la necesidad mutua, inspicua y depravada que debía culminar en un castigo de sangre" (Málaga, 2023, p.45).  

El sentirse atado a una persona sentimentalmente es estresante y abrumador, el sentir esa necesidad de dependencia emocional y seguir en ese círculo vicioso de saber que ya no hay amor, pero seguir aferrándose a ello terminará de una forma cruel para ambas partes. Tenemos que dejar ir a aquello que alguna vez nos hizo felices y quedarnos con el recuerdo de lo extraordinario que fue y dejarlo ir, ya que aquello que fue bonito alguna vez podría llegar a ser lo que nos destruya. Esto no solo puede llegar a ocasionar problemas emocionales sino también problemas psicológicos que podrían terminar en la muerte de alguna de las partes involucradas. Hay relaciones que al pasar el tiempo olvidan los sentimientos, pero no sé alejan por miedo a volver a comenzar otra vez y ahí es donde se recae en la monotonía. Nos aferramos tanto a un sentimiento que nos olvidamos del amor, llegando a volverse una dependencia emocional de ambas partes donde no pueden dejar ir y volver a iniciar de nuevo, convirtiéndose en un círculo vicioso de afecto interminable. En este contexto es fundamental cuestionarnos si, ¿Deberíamos dejar que nuestra vida siga en una monotonía por miedo a empezar de nuevo? o ¿nos damos la oportunidad de rehacer nuestras vidas? 

“El verano acababa y también la ilusión de los jóvenes amates cuyas sonrisas se cruzan desde lejos y envían con el viento misivas de amor” (Málaga, 2023, p.20). 

El verano, tradicionalmente asociado a la juventud, la vitalidad y el amor efímero, llega a su fin, marcando no solo el cambio de estación, sino también el ocaso de una ilusión compartida por jóvenes amantes. Un amor que ha florecido, pero que se mantiene a la distancia, un vínculo que depende de miradas y gestos sutiles. Las misivas de amor llevadas por el viento sugieren una comunicación simbólica y etérea: no son cartas físicas, sino sentimientos o pensamientos enviados de manera intangible, como suspiros cargados de anhelo. Sin embargo, el viento también puede ser interpretado como un mensajero que dispersa y diluye esos sentimientos, como si el tiempo, las circunstancias o la realidad se interpusieran en el camino de este amor. 

El final del verano representa el ocaso de un amor que quizás nunca se materializó completamente, dejándonos con una sensación agridulce, donde la belleza del amor vivido, aunque haya sido breve se contrasta con la inevitable separación. 

El amor, ese insondable sentimiento que simultáneamente nos consume y nos eleva, que nos aproxima y nos distancia. ¿Quién podría desentrañar su esencia? Tal vez, en última instancia, el amor se asemeja al océano: vasto, indómito, capaz de desatar las tempestades más furiosas y las calmas más absolutas. Así como el mar nos atrae y nos atemoriza, el amor nos seduce y, al mismo tiempo, nos sobrecoge. No obstante, persistimos en buscar sus olas, anhelando sumergirnos en su inmensidad. Porque el amor, con sus insondables misterios, es lo que, en definitiva, nos humaniza. 

En cada breve historia la obra "Amor extraño amor", Mauricio Málaga nos invita a cuestionar las dinámicas que a menudo consideramos necesarias en las relaciones amorosas. A través de las diversas situaciones que viven los personajes, se pone en evidencia que el amor no debe ser sinónimo de anulación personal ni de sacrificio constante. La obra nos muestra que, aunque el amor exige compromiso y esfuerzo, es crucial no perder de vista nuestra identidad y nuestras necesidades individuales y esto nos lleva a reflexionar sobre cómo podemos ser mejores compañeros, no a costa de nuestra felicidad personal, sino integrando nuestro bienestar en el espacio compartido con otro ser.

REFERENCIA:

Málaga, M. (2028). Amor extraño amor. Editorial Planeta.


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