En algún lugar recóndito de la tierra, existía una niña
callada de diez años que fue concebida con el nombre de Luna Lila. La pequeña
vivía en una cabaña y su abuela era quien le brindaba la educación. En ese
entonces Luna o como más le gustaba que la llamasen, Lila, no había conocido a
su padre. Algo triste para alguien de su edad, pero el haber encontrado una
rana de color azul, hizo que ella olvidara aquel vacío y que dejara de
preguntarse sobre dónde estaba su querido papá.
Ella se parecía mucho a su madre, la cual se llamaba
Ramona; aparentaba un poco más de treinta, pero su extraña esencia la hacía ver
infinita. Y no es que ella fuera alguna especie de mujer vampiro o licántropo,
solo que era una hechicera o como ella prefería ser conocida: “la bruja de las
ramas”. Dicho nombre se lo ganaba por la forma de su magia; pues para que ella
pudiera realizar cualquier encantamiento, sus manos debían volverse unas ramas,
dado que de esas mismas salían las órdenes para que las raíces de la tierra
escucharan atentamente a sus pedidos.
Sin embargo, su vida, no era tan simple como se podría
pensar. Porque, aunque no pareciera, Ramona, no encargaba a Luna con su abuela
para evitar cuidarla, sino, que lo hacía por la peculiar forma de vida que
llevaba. Ya que, si ella no salía a recolectar “poder”, es decir, energía para
su cuerpo que obtenía a través de consumir los árboles y las plantas de ese
mismo bosque; su muerte sería repentina y se convertiría en un simple trébol
duro insignificante, que permanecería encerrado dentro de un cristal para
siempre. Y, nunca más podría volver a optar la condición de una mujer humana
otra vez.
Por lo que, esa era la razón por la cual, Luna, era
criada por su abuela, y por qué casi no veía a su mamá. Pues, mientras ella
aprendía sobre las constelaciones y la historia de los filósofos más ilustres,
Ramona se encontraba comiendo el bosque donde vivían para sobrevivir. Además,
no hace falta decir que Luna no sabía nada. La pobre pequeña en su vacío,
pensaba que la vida tenía colores y que la historia, era como un adolescente
prematuro que nunca aprendía de sus errores por los caprichos de su mente.
Sin embargo, había algo en la cabaña, algo que no le
ayudaba a seguir creyendo en el sol como lo conocía. Pues, dentro de ella,
sentía que detrás de esa cortina roja que se encontraba al fondo de la casa,
algo se escondía; algo que ella sentía que la llamaba y la percibía. Lila jamás
había querido intentar cruzarla, pues nunca se había preguntado por qué eso
estaba ahí; pero ahora la pregunta que ella se hacía, era por qué tenía el
sentimiento de al fin querer saber.
Por lo que una noche decidió entrar y dejar atrás
cualquier miedo. Ella misma decidió que tenía que levantarse de la cama, y
pasar como un fantasma para no ser oída por su abuela. Pero en la oscuridad de
la noche, cualquier destello alucinógeno que pueda parecer imaginario, puede
engañar a una niña de tan solo diez años:
-Lila, cariño. ¿Qué haces despierta? - preguntó la abuela
al mirarla descalza y con unos ojos saltones.
-Abuela, ¿dónde está mamá? -Lila contestó con otra
pregunta.
-Me temo que sigue trabajando...
- ¿Trabajando? ¿En qué? -Lila la miró con ojos de duda,
pero la abuela mostrándose consternada, calló.
- ¡¿En qué trabaja mamá, abuela?!-Lila gritó al sentir
que los sonidos de la naturaleza comenzaban a sonar cada vez más claros en sus
oídos.
Luna comenzó a ver borrosa la habitación y fue cuando de
sus orejas, la sangre comenzó a caer. La abuela solo se quedó atónita por unos
segundos, para luego sostenerla y llevarla a justo donde ella quería estar;
hacia atrás de la cortina roja...
-Abuela, ¿qué pasó? - dijo Lila al levantarse como si
hubiera tenido una contusión.
-Querida, tuve que drogarte, me hacías preguntas; pero yo
sabía que las respuestas a todas ellas no iban a poder ser explicadas por mí,
si es que tú no las veías con tus propios ojos.
- ¿De qué estás hablando? -Lila se sobó los ojos para
poder mirar más claro.
-Haz cumplido 10 años como hace dos meses; la naturaleza
es sabia, y recientemente ella intenta hablarte. Quizás, fue la droga la que
hizo que te sangraran los oídos, pero la verdad es, que eso nos pasa a todos
cuando al fin escuchamos el llamado.
- ¿Llamado? ¿Abuela, de qué estás hablando? ¿Y, por qué
todo está apagado?
-Es porque sé que al fin quieres entender cómo te
sentías. Estás tras la cortina, y es momento de enseñarte la historia de la
familia y el legado que te corresponde. Aquí se guardan las memorias, aquí se
guardan los recuerdos y los pecados de todos nosotros. Somos hechiceros, Lila;
y cada uno vive ciego hasta cumplir los diez años; pues es cuando al fin, según
las reglas, se le puede otorgar la consciencia al hechicero de conocer su
pasado. Por eso es que no puedes recordar nada; por eso es que sientes un
vacío, pero es también por eso, que puedes sentir la inocencia de todo.
- ¿Hechiceros? Abuela, pero yo recuerdo historia,
ciencia; las materias que me enseñaste y los juegos con la rana azul... ¿Por
qué me dices que no puedo recordar?
-No lo que vives en el presente, Lila; sino lo que
viviste desde que llegaste. Lila quedó en silencio, y de las manos de la
abuela, nubes púrpuras salieron flotando como si formaran un baile en el
espacio:
-Estos son espejos, cada uno tiene un nombre. Ese es el
de tu bisabuela, mi madre. Este es el de tu padre; este es el de tu prima Daka;
este es de tu madre; este de tu tío Arthur... Y bueno, para no hacer larga la
línea. Este es tuyo, querida. Este es tu espejo, debes entrar para ver toda la
línea temporal que vives...
- ¿Cómo nacimos hechiceros? - Lila intervino antes de que
la abuela pudiera terminar la última palabra, mientras se quedaba asombrada al
ver espejos flotantes que parecían portales de colores brillantes.
- O, ¿cómo nos volvemos así? Digo, tú me has estado
enseñado de arte, historia, ciencia... Y estas cosas no eran más que mitos
dentro de los libros.
- Lila, hay leyendas que creemos que son mentiras, pues
el hombre siempre intenta inventar algo para explicar lo que no puede. Sin
embargo, nosotros no fuimos creados por nadie, ni tampoco nacimos siendo lo que
somos; solo fuimos una deformación de la naturaleza que se cometió por error, o
si quieres llamarle destino, no soy quién para retenerte. Hay cosas dentro de
este mundo, que nunca terminaremos de entender; pero solo habrá algunos que sí
lograrán hallar ciertos misterios. Y esa fue tu tátara-abuela, la madre de mi
madre. Era 1550, cuando ella decidió salir a caminar por este mismo bosque. Le
gustaba recolectar flores, alimentar a los venados o a las ardillas que
encontrara. Pero, nunca imaginó que el beber de una laguna la haría cambiar
para siempre.
-Me estás diciendo, ¿que ella bebió de una laguna para
volverse hechicera?
-Te estoy
diciendo, que tu tátara-abuela, a tu misma edad, bebió de un agua que no debió
tomar.
- Pero, ¿qué le pasó? - ¿Por qué no entras a su espejo, y
lo averiguas? - le incentivó su abuela.
-No.…, creo que entiendo. Ella bebió, pero después cayó
perdiendo el conocimiento.
-Buena deducción, pero ahora te diré lo demás; ya que sé
que no podrías acertarlo. Pues, luego de que tu abuela se desmayara, permaneció
inconsciente durante unas tres semanas, casi un mes; escuchando voces en su
sonámbulo estado, en las cuáles, reglas específicas se le daban; para que
cuando al fin despertase, viera unos pergaminos sueltos bajo una roca en los
que comenzaría a escribir la historia, los hechizos, cómo crear estos espejos,
cuándo brindarle los recuerdos a los siguientes que vendrían, y todo lo demás
que ya irás conociendo.
-Entonces, mamá es una bruja, y tú también... Pero, ¿por
qué te ves mucho más adulta que mi mamá, abuela?
-Porque tu bisabuela, no quiso que bebiera del agua. No
fue hasta cuando murió, cuando al fin pude hacerlo. Y supe desde ese momento,
que no le podría negar eso a mi hija; y por eso que tu madre no aparenta sus
años.
-Pero hay algo que aun no entiendo, ¿y papá? Si somos
eternos, ¿dónde está papá?
-Lila, en los libros de historia y de poesía; tú
entendiste que existe el bien y el mal. Para los hechiceros, esa naturaleza
también aplica. El bien es para pocos, y el mal es como una ramera que engatusa
al más débil. Y tu padre, lo fue.
-No comprendo abuela. - pronunció Lila con una voz que
parecía estar predispuesta a llorar.
-Lila, es momento de que entres a tu espejo y vuelvas a
hacer tuyos todos tus recuerdos.
- ¿Pero, no sería mejor si hiciera eso después de beber
de la laguna?
-Ay niña, acaso, ¿no me entendiste? Tú ya estuviste
ciega, tú bebiste de la laguna cuando apenas eras una bebé; queríamos
asegurarnos, porque nuestra forma de vida es subsistir, ya lo entenderás...
Lila bajó la cabeza, y siguió mirando el espacio de unos
espejos flotantes que nunca pensó que en algún momento de su vida miraría. Tomó
aire, pero antes de siquiera cruzar la aleatoria paleta de colores de aquel vidrio,
los gritos de una Ramona exaltada invadieron el cuarto:
- ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Lila! ¡Apártate de ahí! ¡No
quiero esta vida para ti! ¡¿Acaso estás loca madre?! ¡¿Eres consciente de que
si ella recupera la memoria se habrá completado la transformación?! ¡Ella no
merece vivir así!
- ¡No sabemos qué tipo de hechicería tendrá! ¡Quizás no
deba vivir comiendo bosques para la eternidad! ¡Quizás solo bastará que respire
el aire de los humanos! - gritó la abuela en un intento de alejar a Ramona de
Lila.
-Hija, Lila, escúchame, apártate; esto no es para ti. He
vivido dos siglos con tu abuela, vivo comiendo bosques, absorbo la energía de
las plantas porque si no, no podría seguir viva. No quiero que vivas una eterna
miseria en la que debas estar permanentemente robando energía de lo que te
toque como fuente de poder.
Lila no volteó para verla ni por el rabillo del ojo, pues
la luz del espejo la llamaba. Y los gritos de su abuela y de su madre no eran
más que un fondo borroso que Lila iba distorsionando, en cuanto más dejaba
pasar a la voz de una melodía que le cantaba que lo hiciera.
- ¡Lila! - fue lo último que escuchó la pequeña para
adentrarse en el espejo y así completar la transformación de su nueva vida. De
su nueva vida como una hechicera...
BIOGRAFÍA:
Isabel es una joven peruana de 18 años que cursa el
segundo ciclo de la carrera de ciencias de la comunicación en la Universidad
Nacional de Trujillo.
Su inspiración para comenzar a escribir fue la escritora chilena, Isabel
Allende, así como sus hermanos. Empezó a escribir desde que tenía cinco años de
edad en diarios pequeños sobre los viajes que realizaba con su familia. Para
luego, años más tarde, comenzar a escribir en una plataforma virtual denominada
“Wattpad”. Actualmente, publicó algún poemario con un contenido de 5 poemas en
una revista virtual que se titula: POLÍMATAS.
En el futuro, pretende ser una gran escritora, y como no, una buena
periodista.
Bien hermanita... sigue persiguiendo tus sueños.
ResponderBorrarAmiga bella, esta hermoso tu cuento, estaré atenta al siguiente, sigue así ❤️
BorrarFelicitaciones Isaaaaa!
ResponderBorrarMuy lindo Isa! :D
ResponderBorrarGenial, me gustó.
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