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martes, 20 de diciembre de 2022

OLENKA SALINAS - 4 POEMAS

 





***QUINTO PISO***

 

No hay silencio siquiera en mi mente

Los gritos queman, sangran, duelen

¿Por qué lloran las tortugas?

Recostada en el mar de nubes

Ligera y sin edad

Niños cantan con sonrisas

Rio de lágrimas

Descalza navego el mar infinito de recuerdos

Me he topado con uno de ellos

Pintándome los labios me veo

Niña siendo, 

vitilosh pido

Mamá dice no, hay invierno afuera

Continuó viajando presa, hipnotizada

Llego a casa verde

En casa verde hay llanto, decido continuar

Moverme aún no puedo, siento

Casa verde ahora es negro

decido ingresar

Mamá no llora, mamá observa a sus niñas

¿Por qué lloran las tortugas?

Se han escondido tus niñas mamá

He cerrado la puerta de ese recuerdo

Y ahora recuerdo porqué comencé a navegar



***He llevado el mar a casa***

He llevado el mar a casa en una bolsa de tela

El viento escondido en mi blusa

Huye de los árboles que lloran porque se acerca el otoño

Busco bosque en desierto

Busco sol en invierno

Estrellas bailan en mi cuerpo 

me susurran las tragedias que el tuyo esconde

El mar sin mar y sin olas nuevas es charco amargo

Acostada en celeste llevo el infierno de collar

No pasa nada, sonríe si no vuelve

Niña de mirada luna

Llévate el mar a casa

Juega a escondidas con el viento

Abraza a los árboles que lloran porque el otoño se llevó su vitalidad

Cúbrete de sonrisa porque él ya no vuelve

 

***CAPARAZÓN***

 

Pesar mío

                              Compañero mío

Sutilmente esclava tuya

Hunde tu duro mazo en mi cosquilla izquierda

Cóseme los ojos que ya no quieren ver

Guíame sin ellos al alivio

Ahora, 

alivio tómame y repíteme en el oído

         PIEDAD, PIEDAD, CRUELDAD

Grito sin fondo y con hedor dulce

Busco tus manos alivio

Busco tu consuelo alivio

Me has abandonado

 

***SOFI***

Hallaron mi cadáver en unas hojas de papel

En mis ojos el reflejo de la sonrisa plateada ya no iluminaba

La banca donde regué la lírica de mis gritos

fue pintada por un grupo de huérfanos de memoria

y mis pies desnudos del color del ocaso 

indicaba dónde la calza de cuero había quedado 

Recogieron mis oscuros trapos, un anillo de sangre

y mi sortija chiquita, tan chiquita como estoy ahora

Detestable fui para ellos, demasiado excéntrica, tal vez

Tocaron bellas sinfonías con el crujido de mis costillas 

Besaron mi rostro con sus talones

Hallaron paz en la decadencia de mi pulso

 

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martes, 6 de diciembre de 2022

RESEÑA POÉTICA/ XAVIER POICÓN

 


LA FORMA ÚNICA DEL CAOS

 

Una vez terminada la lectura de un libro que ha logrado conmovernos, y ya pasados los días y las noches con sus rutinas, ese mismo libro pareciera volver a nosotros, pero esta vez en forma de sombra, como Virginia Woolf dice en uno de sus ensayos: "Allí cuelgan en la mente las formas de los libros que hemos leído". Formas. No un estado de ánimo, ni el argumento, sino algo más plástico. Es como si una escultura acuosa se hubiese creado durante la lectura y ahora viviese en nuestra mente. Un residuo que persiste en una forma única.

Tuve el privilegio de leer La Arqueología del Caos antes de la impresión del libro. Privilegio que se deriva de uno más grande, contar con la amistad de su autor, Joe Guzmán. Las amistades que se forman sobre la base de un vicio común suelen ser las más duraderas. Y nosotros compartimos dos: el embriagante vicio por la lectura y, quizás el vicio más infame y destructivo de todos, el de la escritura.

Como si se trataran de hongos alucinógenos o anfetaminas, hemos venido traficando libros y escritos desde el 2014 con la esperanza de lograr estremecer nuestros organismos yonkis cada vez más inmunes y exigentes. Nos va quedando claro, eso sí, que no existe cura para nuestra condición. Estamos condenados.

Leí su libro de un tirón, y luego, inmediatamente, lo volví a leer con la certeza de que se me escapaban muchas cosas, imágenes, intenciones.  En la segunda lectura sentí algo parecido a lo que siento al ver los cuadros del Bosco. A cada línea explotaban imágenes tan cargadas y evocativas que era difícil quedarse con una idea general y perderse la belleza de lo pequeño. Igual que en el Jardín de las Delicias, había que aguzar la vista e ir construyendo el cuadro general detalle a detalle. Con la paciencia de un arqueológo que valiéndose solo de un cepillo de dientes se dispone a desenterrar una ciudad entera, recorrí verso por verso el camino que me proponía el libro. Atravesé sus páramos y cuevas, seguí el rastro de melancólicos homínidos, la desolación que arrasó nuestro pasado y reconocí el vértigo de nuestro futuro póstumo. El tiempo. Como dice Ezra Pound: "lo que sabemos lo sabemos por ondas y espirales que salen de nosotros y de nuestro tiempo". Joe sigue esta trayectoria. Ondas y espirales. Deformadas por el colapso. Pareciera que asistimos a la etapa final de la especie, al inventario de nuestras derrotas, de los presagios no atendidos. Es inquietante que la narración sea en presente y no en futuro. ¿Hace cuánto que habitamos nuestra propia extinción?

"Qué profunda y terrible es la luz que brota de nosotros/cuando estamos próximos a desaparecer", dice Joe en El crujido de los fósiles. Y quizás esa luz sea a lo que se refiere Susan Sontag cuando dice que "el pasado es el más surrealista de los objetos, haciendo posible ver una nueva belleza en lo que se está desvaneciendo”.

 


(Luis Eduardo García, Joe Guzmán y Óscar Limache, en la presentación del poemario)


Pero la arqueología no es una ciencia, es una Vendetta; y le sirve también para saldar cuentas con su generación, con la tradición, con el pasado. La búsqueda también es interna, la verdadera búsqueda del caos, de ese caldo de materia primitiva que en la destrucción del orden pareciera dar sentido a todo. Artaud decía en una carta: "Mi vida es la realización de una profecía".  Y Joe alinea su destino con la poesía, todo poeta es su propio profeta. “Solo tú eres digno del fuego”, dice Joe en su Réquiem por Juan Ojeda, oteando los pasos del poeta suicida en la noche ciega del infierno.

Retomo la idea de la forma única que se crea en nuestra mente cuando un libro nos conmueve. Porque debo decir que La Arqueología del Caos me conmovió profundamente, y al volver a leer sus páginas siento que se han incorporado nuevas formas y significados que han enriquecido su lectura. Sé que cuando vuelvan a pasar los días y las noches con sus rutinas, la forma final del libro terminará siendo una especie de alquimia entre la forma que creó Joe y la forma que yo como lector puedo seguir dándole. Son pocos los libros que  tienen esa capacidad de no agotarse. La Arqueología del Caos es uno de ellos.  

Sé que propiciará un número infinito de reuniones. Gracias por esa forma única de mezclar belleza y estremecimiento que tu libro ha logrado esculpir en la mente de quienes lo hemos leído.

 

 


jueves, 1 de diciembre de 2022

REPORTE NECROLÓGICO / JORGE MÉNDEZ CRUZ

 



El cuerpo que yace sobre la mesa de autopsia es el de un hombre, de unos sesenta años aproximadamente. Presenta heridas múltiples de arma punzocortante. Una de ellas sobre la clavícula izquierda y que compromete la arteria carótida ha sido de necesidad mortal.

No me compete a mí, un oscuro funcionario de rango inferior, detallar en este informe los pormenores del crimen, o efectuar un juicio de valor acerca de las motivaciones que llevaron a sus autores a ejecutarlo. Ni siquiera cabría (como se acostumbra en estos casos) convocar a un familiar o amigo cercano para realizar la identificación del occiso: el perfil aguileño, la calvicie incipiente y las facciones de su rostro, aún contraídas por el rictus de la muerte, me resultan absolutamente familiares, como a cualquier otro ciudadano de esta república, como a cualquiera que haya utilizado una moneda de bronce.

Mi tarea -mi execrable tarea- consiste en hurgar en los despojos e indagar la causa de la muerte del individuo que continúa tendido sobre la mesa de ébano en posición casi fetal. El rigor mortis le agrega dificultad a mi labor y ha multiplicado el oprobio de su destino. Visto así: desnudo y con los antebrazos cubriéndole parcialmente el rostro, como tratando de protegerse del vendaval de dagas y puñales que se precipitó sobre él; con el torso tasajeado de profundos cortes y algunas vísceras expuestas, difícilmente podría alguien relacionarlo con el fasto y la alta magistratura que ostentó en vida. Difícilmente podría alguien avizorar, en medio de la sangre seca y la piel desollada por la lluvia de hierro, algún rasgo distintivo de su grandeza y las campañas victoriosas con las que sus legiones inundaron el mundo...

Mientras manipulo el escalpelo, imagino por un momento el blanco edificio, los silentes patricios aguardando su llegada en tensa calma. En el ambiente un aire de impaciencia, un murmullo de presagios aciagos que se acallan de golpe. El dictador perpetuo toma su lugar en la silla dorada y con un gesto de mano da

inicio a la sesión… Pero pronto intuye que no la culminará. De un momento a otro se ha visto rodeado por rostros familiares que ahora le miran con fuego en los ojos. Ha llegado el momento final y recién se ha dado cuenta.

Esquiva un primer ataque que logra rozar su hombro izquierdo. Cubre su rostro con la toga como queriendo protegerse de la tormenta de agravios y de cuchillos que se desata sobre él. Apenas logra articular algún quejido. Tras unos pocos minutos se desploma ante los ojos horrorizados de los pocos testigos que aun quedan en las graderías… Estos pensamientos me asaltan y me distraen, y entonces brota de mis ojos un velo líquido que difumina por un instante la escena.

Sin embargo, mi rigor profesional se impone y anoto en la tablilla los hallazgos de mi examen: un total de veintitrés puñaladas, inferidas en distintas partes del cuerpo, con preeminencia sobre la región torácico abdominal. Cortes superficiales sobre el rostro, el cuello (además de la mencionada herida mortal), un corte importante en la zona abdominal y otro en la región pélvica. Múltiples heridas de arma blanca infligidas post mortem, algunas de ellas inclusive sobre heridas preexistentes… una carnicería brutal.

Concluyo este breve reporte forense con el diagnóstico que adelanté al inicio: Individuo de cincuenta y seis años, apuñalado por numerosos atacantes. La herida mortal probablemente haya sido la segunda puñalada infligida a la altura del cuello. Causa de la muerte: hemorragia masiva y consecuente fallo multiorgánico…

En ese momento un legionario interrumpe mi labor:

- Debe terminar ya: el senador Marco Antonio necesita preparar el cuerpo de Julio César para dirigirse a la plebe romana, indignada por el magnicidio, y que se ha congregado frente al templo de Júpiter…1



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1 A manera de colofón cabe resaltar que, una vez muerto Julio César, se produjo al interior de la República romana un vacío de poder que desembocó en una nueva guerra civil. Muchos de los principales conspiradores resultaron muertos al cabo de los años. Paradojas del Derecho y de la Política: la supuesta liberación de Roma del peligro de un inminente retorno a la monarquía por parte de César (justificación de su asesinato) dio lugar al nacimiento del Imperio Romano con Augusto, sobrino nieto de aquél, como primer emperador. (Nota del editor)